Carta abierta a Benito Pérez Galdós

Relato enviado por Patricia Andrés Sánchez para la convocatoria «Historias de la nueva normalidad».

Podemos ver en el Museo de Historia de Madrid (Calle Fuencarral, 78. Metro Tribunal) estas dos exposiciones: Madrid 1862-1920: Galdós, relato de un nuevo paisaje urbano y Madrid 2020, retrato de una ciudad insólita.

Ya he mencionado en este blog las coincidencias que me encuentro flaneando por la ciudad (ser una flâneur lo aprendí de Galdós) que me ayudan a sacar adelante un escrito. En esta ocasión, en el mes de Marzo y gracias a lo que muestra el museo, he redactado una carta donde le hago saber a Galdós el año Covid que llevamos ya cumplido.

Madrid, 8 de Marzo de 2021

Cordialmente a Don BENITO PÉREZ GALDÓS.

Estimado señor:

101 años han pasado desde que se fue. Que sepa que se le recuerda y homenajea a usted y su obra. Aunque en este último año que estamos viviendo la atención esté en un virus que nos ha herido, matado. Nos ha enseñado que somos frágiles. Le estamos batallando con confinamiento, higiene y laboratorios químicos. La receta para sobrellevar esta inesperada pandemia no se sabe, cada uno tiene que buscarse sus mañas: soledad, tiempo, prudencia, seguir las indicaciones sanitarias… ¿Cuándo se marchará? No se sabe pero no se puede ignorar; cambiamos nuestra actitud, admitimos nuestras limitaciones y adaptamos nuestra vida a ello.

Lo que le estoy escribiendo es una historia de lo terrible. España tuvo el confinamiento más estricto de toda Europa durante poco más de tres meses. Los políticos nos advirtieron de la seriedad del asunto en el mes de marzo y el virus nos quitó el mes de abril. Lo pasamos en casa, colocando arcoíris en las ventanas y balcones, moda que se trajo de Italia, con esperanzadores mensajes de TODO IRÁ BIEN Y TODO SALDRÁ BIEN, a la vez que se aplaudía a las ocho de tarde para agradecer su trabajo al equipo sanitario.

La mayor parte de la plantilla sanitaria es femenina. Estas mujeres son las que están tratando la pandemia del siglo XXI. Un elemento clave para sostener este discurso debe buscarse a principios del siglo XX. Usted pudo presenciar un 8 de Marzo de 1910 la entrada de la mujer en la universidad española. Su colega y amiga, Emilia Pardo Bazán, como consejera de instrucción pública, firmó un real-decreto que lo permitía. Con sus más y sus menos, ese ingreso estuvo en el ojo del huracán de la España postrimera; de ese huracán salieron mujeres fuertes al seguir su propia aventura vital y abriendo camino para llegar a lo que somos hoy: abogadas, ingenieras, médicos, lo que nos propongamos.

Más adelante, en 1975, se declaró AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA. Y de todo esto queda un homenaje anual y mundial a la mujer, el 8 de Marzo. Tendría que verlo: mujeres independientes que han luchado por conseguir la igualdad en la sociedad, con su trabajo, dinero, habitación y casa propia. Se acabó el matrimonio como salida para ser considerada una mujer honrada, que tan bien trató/denunció en su FORTUNATA Y JACINTA, donde escribe de esa honradez, con hambre o sin ella; reitera que la única salida que tiene una mujer es la del matrimonio “si no quiere ir con un cartel de disponible para el primero que la vea”, “que deje de lado gustos y cariños por estar bien acogida dentro del matrimonio”. Esto suena duro a día de hoy.

Y hemos llegado al hoy con un balance a nuestro favor de trabajo constante y de constante presencia en la escena mundial.

Me voy a despedir insistiendo en lo que le contaba al principio de esta carta, España lo está pasando mal; de las tres ciudades a las que estuvo muy vinculado, Las Palmas, Santander y Madrid, esta última está mayormente afectada. Añado  SIEMPRE NOS QUEDARÁ MADRID a lo que dijo en 1862, cuando por primera vez llegó a la capital:

OH MADRID, OH CORTE, OH, CONFUSIÓN Y REGOCIJO DE LAS ESPAÑAS.

Gracias afectuosas porque con su pluma todavía se sigue aprendiendo.

NOTA: No he querido hacer una suerte de Wikipedia histórica sobre España. He intentado, además de decir de manera general lo ocurrido, añadir a la carta un valor artístico intrínseco. Un escritor, un artista crea desde el fondo del corazón y nunca deja de explorar sus obsesiones, sus fantasías, de reflexionar sobre diferentes aspectos, de construir un mundo propio. Interaccionar con Galdós requiere de muchas sutilezas y matices