Loving en la LGTBIQ+ madrileña

Mientras subía la calle Gravina, vi un par de furgonetas de grabación de televisión. Sentí curiosidad. Estaban ocupando una parte de la plaza; con retoques aquí y allá, recolocando las mesas de la terraza, abriendo las sombrillas, dándole un blanqueante a las letras Chueking, impresas en ellas. A los interesados que merodeábamos cerca nos prepararon unos asientos en la terraza de enfrente, La Chuequita.

Todo esto era por la presentación de un libro de historias fotográficas inéditas, con un título muy acertado para su contenido, Loving; en el Madrid del Orgullo 2021, salen antiguas fotos de parejas de hombres enamorados en la América de 1850 a 1960, posando con risueño desparpajo, mirando a la cámara para decir lo que se querían. Amantes, que con la complicidad del fotógrafo, salieron de un espacio reducido a un mundo ancho como una rebelión silenciosa, producto de una meditada forma de actuar en los límites exiguos en que se les confinaba. Se han salvado del olvido. Ahora ya se puede mostrar, algo impensable cuando se tomaron las fotografías. El fotógrafo tiene permiso para acercarse, interactuar con ellos y poner en ese instante, de apretar el disparador, la cabeza, el ojo, y el corazón. 

La mañana se me iba haciendo más atractiva, diferente por ver en una pantalla grande las fotos que parecía que salían del libro. Se pasaban las páginas de una a una, sin palparlas, pero notando que dejaban hablar a las tintas y al papel. De siempre, un libro de fotografías no está para ser colgado de las paredes, se deja al alcance de la mano, de la vista y pide a gritos ser tocado.

Foto del libro Loving, colección de Hugh Nini y Neal Treadwell. Ediciones Duomo.

Con estas novedades y con un sol que se estaba poniendo chulo, yo me acordaba de la fotografía de Cary Grant con Randolph Scott en su blanca casa frente al mar. La foto se mantiene igual de fresca desde el año en que se tomó, 1935. Los dos actores están felices por estar juntos en su paraíso privado. Alegres, poderosos, hedonistas. Son ejemplo de que que la belleza no está sólo en el interior. Bajo un cielo radiante, se les ve una despreocupación absoluta en su campana de cristal con piscina en el interior. Es una foto en blanco y negro pero yo me imagino que al salir del agua, y caminando al interior del chalé, lo iban tiñendo todo de azul.

Se fueron a vivir juntos cuando acabaron un rodaje. Al principio, compartieron una casita alquilada, luego una bonita casa. Prefirieron la discreción, que casi nadie supiera que vivían allí. ¡Qué gusto! Levantarse, sentarse frente al mar y pensar que el resto del mundo está a tus espaldas. No eran ajenos que los elementos bien pensantes cuchicheaban de su relación homosexual prohibida; ya habían triunfado y ya no colaba su motivo para vivir juntos: dos solteros que comparten gastos. 

Randy y Cary fueron unos ufanos Damon y Fintias. Quisieron tener una amistad ajena a los cotilleos que desbordaban por todos los rincones  de su entorno. Durante algún tiempo anduvieron a trancas y barrancas, intentando mantenerse a flote tras algunos reveses, para conseguir esta imagen de la alegría de vivir enamorado. 

Con esta narrativa noticiera y ficcional, con una forma personal de mirar, me he salido con la mía, utilizar estas fotografías en la Chueca del Orgullo para decir simplemente que en el amor al corazón le dejamos decidir y al cuerpo le damos lo que nos pide.