Santi Senso: «Danzo la incertidumbre»

Santi Senso estrena su nueva obra: La Tetraplejia de Cor. Es una ocasión de oro para, con toda la intimidad que nos permite la situación sanitaria actual, mantener una más que interesante conversación con el actor, director y dramaturgo que ha creado su propio lenguaje a través de los Actos Íntimos y sus encuentros con el público basados en las emociones.

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¿Quién es Santi Senso?

Un hombre del presente que viaja atrás, al pasado, para saber quién fue, para aceptar quién es hoy en el presente. Y como dice mi diseño humano, soy un hombre del pasado que traigo el pasado al presente, y soy un hombre del presente en el futuro porque yo voy a ser presente en el futuro cuando ya no esté.

Esto es muy curioso para mí porque soy muy de los ancestros, de los abuelos, de mi tierra Extremadura. Y por eso viajo mucho atrás, al pasado, y lo traigo al presente trascendiendo lo hermoso, lo positivo, todas mis vivencias y experiencias. Es por ese el futuro, que para mí es muy inmediato, no es lejano sino bastante inmediato, estoy dejando un legado de amor.

Y yo creo que eso es Santi Senso en este momento. Esto es lo que embriaga a Santi Senso, y si me embriaga eso en el amor, en la pareja, en la familia, en la amistad, en la ciudad, con los vecinos y las vecinas y con el arte… Santi Senso se manifiesta así.

La Tetraplejia de Cor – Foto: Arles Fotografía

El pasado 3 de octubre estrenaste La Tetraplejia de Cor en el Teatro Umbral de Primavera dentro de la programación del «Surge Madrid en Otoño». ¿Qué vamos a encontrarnos en esta obra?

Durante el estreno de mi nuevo acto íntimo, realmente lo que más pude disfrutar, reafirmar y sentir es un público ávido de vivir historias que les toquen, que les abracen, que les remuevan, que les hagan reir… Si bien es un texto autobiográfico, digamos, de mi vida y mi pasado, que es mi presente, los espectadores y espectadoras me compartían después del estreno que en estos tiempos que corren, y yo siempre lo he hecho desde hace más de 20 años de Actos Íntimos, que necesitan historias que sean cercanas, que no sea una fantasía. Ese imaginario real que yo propongo en escena lo viven como algo honesto, algo que reconocen en sus historias, en su vida, en su presente y su pasado. Fue algo muy poderoso para mí, para reafirmar esa dramaturgia viva, para seguir amando mi historia y no rechazarla. Eso es muy importante para mí.

Esta obra forma parte de tu propio lenguaje de Actos Íntimos. ¿Puedes contarnos en qué consisten los Actos Íntimos para quienes aún no lo conocen?

Es un lenguaje embriagado de vulnerabilidad, donde la vulnerabilidad no solo es de fragilidad ni debilidad, sino que es además curiosamente esta obra que he estrenado si es algo como muy fuerte, muy duro, aparentemente parece dramática la obra, el público se rie, se rie, tal vez por miedo, por vergüenza, por sentirse identificado con los testimonios que comparto en los Actos Íntimos, y es muy curioso por al final también se rien, se rien en la obra ante algo tan poderoso y tan duro que estoy contando en mi testimonio. Entonces al final la vulnerabilidad también es risa, y es muy poderoso sentir que los Actos Íntimos no son tan dramáticos como parecen. Y entonces consiste realmente en una dramaturgia viva, en la no imposición de una emoción ni para los intérpretes en escena, ni tampoco para los intérpretes que son el público, porque el público interpreta lo que siente, lo que ve, lo que está viviendo sin imponerles una emoción ni un sentimiento. Y es ahí donde los Actos Íntimos surge algo tan hermoso como la no frustración. El público y los actores no se frustran porque no hay un propósito, como en una comedia hacer reir ni en una tragedia hacer llorar. Acá cada uno vive su dramaturgia viva, y eso es lo que más caracteriza a los Actos Íntimos: saber qué es lo que va a trascender después de vivir el acto en sí.

De hecho has publicado un libro de Actos Íntimos.

De las cosas más fuertes y más sorprendentes de mi vida es que yo jamás pensé que iba a escribir un libro. Y de repente me escribió una editorial y me propuso hacer un libro sobre mi lenguaje de más de 20 años de trayectoria por el mundo. Y yo no tenía escrito el libro, pero acepté por el deseo de otra gente de leer, de ver, de tener… es un libro como de tener ahí de consulta, porque aparte de tener mi lenguaje también hay diez dramaturgias vivas y un oráculo. Siempre he sentido que ni soy maestro de nadie, ni profesor, que… no sé… es algo como muy fuerte y muy poderoso para mí, sentir esta cosa de escribir un libro y que te lo pidan, y al pedírtelo y ante la demanda de dónde está mi lenguaje y leer más desde mi percepción… Es algo muy interactuado y muy vivo.

Volviendo a La Tetraplejia de Cor, se trata de una obra sin una coreografía fija, ya que la consideras una obra viva…

Yo me siento en el arte… el arte de estar vivo… me siento una persona responsable del legado que estoy dejando, en el arte y la vida. Creo que es muy interesante y yo lo trabajo mucho, me expongo mucho así, ante, para y con el mundo de no hacerme cargo pero sí responsable de lo que estoy embriagando y lo que estoy proponiendo. Digo esto porque para mí digamos que no hay una coreografía fija, un texto fijo… no hay un propósito, como comentaba antes. Considero que en la vida estamos para sorprendernos y si sabemos lo vamos a hacer o lo que va a suceder va a estar la frustración y yo no me frustro ni mucho menos en el arte, en la vida… Me gusta subirme al escenario, ponerme delante de la cámara para sentirme cada vez más vivo, más sorprendido, y solo así podré transmitir mi honestidad, sin ninguna manipulación. Esto no quiere decir que yo juzgue o no me interese otro tipo de puesta en escena, de dirección o de interpretación fija de ensayo y ensayo y ensayo y que tiene que ser siempre exactamente igual. Está bien, yo como interprete también lo hago cuando me contratan en otros lugares, pero para el acto íntimo necesito sentir que no existe la manipulación. No hay manipulación en los Actos Íntimos. Hay una propuesta pero nunca es una imposición. Esto también forma parte de mi vida, de mi estilo de vida, y de cómo me gusta compartirme.

La Tetraplejia de Cor – Foto: Arles Fotografía

En tu obra hablas de ser auténtico y también de experiencias personales de tu juventud en Cáceres relacionadas con el bullying.

Bueno, realmente y siguiendo con mi honestidad jamás escribí este texto pensando en el bullying. Esa es la lectura que hacen los espectadores al ver y al vivir el acto íntimo La Tetraplejia de Cor. Y como yo no les impongo, pues si eso es lo que leen y lo que ven, pues ahí está impregnada su vivencia, su dramaturgia viva del bullying. Un bullying que, como transmito, como lo vivía, y además hace 30 años en el colegio, en el instituto, o en el barrio, no se llamaba así. Se llamaba de mil cosas: humillación, desprecio, ridiculizar a la otra persona, infravalorar, y ahora como que todo se mete en el tema del bullying. Pero a mí me gusta llamar a las cosas por su nombre y lo que yo vivía era un miedo, un miedo que no me paralizaba, sino que más bien me movilizaba y movilizaba a los maestros, a los compañeros de clase, a los amiguitos del barrio, a mi familia… Desde chiquitito, seis o siete años, primero de EGB hasta ya la adolescencia, el instituto, lo decían: «aparentemente, Santi, eres muy fragil, muy vulnerable, pero a la vez se te ve siempre muy fuerte, muy poderoso e incluso indestructible». Es fuerte esto, muy fuerte, cómo me veía la gente. ¿Miedo? Claro que pasaba miedo. Pero no me paralizaba. Me movilizaba y movilizaba a los demás.

También hablas de miedo y de incertidumbre, algo que ahora mismo está muy de actualidad.

La incertidumbre… Si bien los artistas vivimos con ella, yo nací en la incertidumbre, siempre, y es que es un estado, una sensación, un movimiento, un latir, una pulsión donde yo me siento bien. Me activa. Me moviliza. Me hace ingeniar cosas. Entonces es una cosa como que ahora está como que muy presente, la palabra incertidumbre, qué es lo que va a pasar, pero es que los artistas siempre hemos tenido incertidumbre, de no saber si vamos a trabajar, si vamos a comer. Y yo siempre he vivido en la incertidumbre, y dejo que me sorprenda. Y sobre lo que va sucediendo, voy accionando. Entonces es muy interesante, danzo mi danzar con la incertidumbre y es un baile muy hermoso. Mira, es un titular: «Danzo la incertidumbre». Me siento bien.

Te copio la idea del titular… Me contaste que para ti ensayar no es fijar una coreografía sino crear un espacio seguro para exponernos. Viendo cómo expones tus heridas emocionales y tus miedos tanto en tu obra como en esta entrevista… ¿qué se queda Santi Senso para sí mismo? ¿Qué queda para tu intimidad?

Es muy interesante lo que me expones de cómo crear esos espacios seguros, las heridas emocionales, los miedos… ¿Qué me quedo para mí mismo y para mi intimidad? Para mí hay algo muy fuerte que siempre me dicen. Que yo creo espacios seguros donde la intimidad, yo siento que no está en un número de personas, un espacio reducido, bajar la luz y estar casi en tinieblas… para mí la intimidad está dentro de una persona y solo es íntimo cuando se comparte, cuando se visibiliza, porque si no sería un secreto. Y Santi si quiere conservar un secreto no lo cuento a nadie, a nadie, a nadie. Ya si lo cuento a una persona se convierte en intimidad. Entonces Santi no se guarda la intimidad pero sí se puede llegar a guardar un secreto. Y tendría que pensar mucho para tener un secreto porque es que… para mí la palabra secreto es como que algo quiero ocultar, es como que incumpliría mi latir en la vida que es este mantra que yo siempre digo: el generoso no solo es el que da sino el que se deja dar y recibir y si a mi me dan yo también tengo que dar y si yo doy me tengo que dejar recibir. Entonces creo que iría en contra de este mantra que yo siento. No…. no tengo secretos. Yo tengo intimidad, y mi intimidad la comparto.

¿Por qué tenemos que ir al Teatro Umbral de Primavera para ver La Tetraplejia de Cor?

Tenemos que ir al teatro para identificar si realmente el miedo nos ha paralizado alguna vez, o qué nos acciona, o para reafirmar o para descubrir cuales son nuestros miedos. Y es más: hay algo muy revelador, viviendo La Tetraplejia de Cor, y es que cada personita tiene una única forma, manera de amar. No es ni diferente, ni parecida ni igual a ningún otro corazón. La Tetraplejia de Cor te invita a sentir la paralización que te provoca el miedo, pero para percibir qué se mueve en tu cor, en tu corazón.


La Tetraplejia de Cor se estrenó el pasado 3 de octubre de 2020 dentro de la programación del «Surge Madrid en Otoño». Continúa en temporada, en Teatro Umbral de Primavera (c/ de la Primavera, 11 – Madrid), los sábados de octubre a las 20:30h.

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