«Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos», una obra sobre el amor, la ternura y lo desconocido

«Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos», una obra sobre el amor, la ternura y lo desconocido

La dramaturga María Velasco propone una nueva reflexión sobre los afectos contemporáneos en su última creación Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos, una obra que funde teatro, danza, música y ciencia ficción para cuestionar las formas actuales de amar y conectar. Hasta el 11 de mayo, este montaje se presenta como una oportunidad única para sumergirse en un viaje emocional que desafía las convenciones sociales y celebra lo cursi como un acto de resistencia.

La pieza surge de un planteamiento paradójico: nace de lo confesional y al mismo tiempo de la utopía propia de la ciencia ficción. María Velasco, galardonada con el Premio Nacional de Literatura Dramática 2024 por Primera sangre, explora aquí cómo el amor, muchas veces relegado a la esfera íntima, tiene también una dimensión política capaz de transformar mundos posibles. Esta apuesta por un cruce de lenguajes artísticos se traduce en una experiencia escénica envolvente y arriesgada que invita al espectador a repensar sus propios vínculos afectivos.

La historia narra la vida de una mujer madura y desencantada que, tras varias decepciones en las aplicaciones de citas, vive una experiencia sobrenatural que cambia por completo su manera de concebir el amor. Este argumento sencillo se convierte en una excusa para abordar fenómenos actuales como el ghosting o el stalkeo, mostrando cómo la digitalización ha transformado radicalmente el mapa de las relaciones personales. La autora recurre al humor y a la ironía para subrayar la superficialidad y volatilidad que caracterizan muchas interacciones afectivas de hoy en día.

Protagonizada por la actriz argentina Maricel Álvarez y el actor, bailarín y músico Carlos Beluga, la obra propone un acercamiento al amor libre y a la ternura, reivindicando estos sentimientos como algo necesario en un mundo cada vez más marcado por el individualismo y la desconfianza. Velasco ofrece una mirada crítica pero también compasiva hacia las nuevas formas de enamorarse, sosteniendo que no importa tanto si son mejores o peores que las antiguas: lo importante es atreverse a intentarlo.

En este montaje, el amor se representa como un antídoto frente a la fatiga emocional, una fuerza vital que irrumpe cuando menos se espera. La obra se desmarca de las estructuras narrativas tradicionales para construir un relato sobre el miedo a perder la distancia de seguridad que protege al individuo, y sobre la esperanza de superar ese temor para alcanzar una conexión auténtica.

María Velasco y su visión del arte como utopía transformadora

María Velasco no es una creadora cualquiera. Con una trayectoria que combina la escritura dramática, la dirección escénica y la investigación artística, se ha consolidado como una de las voces más singulares del teatro español contemporáneo. En su obra es habitual encontrar una fusión de géneros y un cuestionamiento constante de las normas culturales y políticas que rigen la vida cotidiana.

Desde sus primeros textos, Velasco ha demostrado un interés especial por las narrativas alternativas que buscan abrir nuevos horizontes de posibilidad. Para ella, el arte no es simplemente un espejo de la realidad, sino una herramienta para imaginar futuros diferentes. En Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos, esta concepción utópica del arte se materializa a través de una ciencia ficción íntima y profundamente humana.

Su interés por «el realismo de una realidad más grande», como ella misma define la ciencia ficción, se traduce en la construcción de mundos donde la ternura, la vulnerabilidad y la conexión sincera no son signos de debilidad, sino formas de resistencia frente a la alienación contemporánea. Esta apuesta convierte su teatro en un espacio de experimentación radical y a la vez profundamente emotivo.

En un momento en que las relaciones personales se ven atravesadas por lógicas de mercado y dinámicas de consumo rápido, Velasco propone una recuperación de lo cursi como gesto político: dar visibilidad a la ternura, reivindicar el amor no como mercancía, sino como un acto de coraje. Esta perspectiva no solo amplía el campo de lo representable en la escena teatral, sino que también interpela directamente al espectador, invitándolo a replantearse sus propias prácticas afectivas.

Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos no es, por tanto, únicamente un espectáculo: es una llamada a abrazar lo incómodo, lo ridículo y lo profundamente humano. Es una invitación a mirar a los otros —y a uno mismo— con los ojos abiertos de quien, como un alienígena, llega a un mundo nuevo dispuesto a maravillarse.


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