Del 6 de agosto al 6 de septiembre de 2025, el Teatro Soho de Madrid acoge el monólogo «Los 40: Con lo que yo he sido», una propuesta escrita y protagonizada por Patxi Zubeldia que combina confesión, comedia y nostalgia con una gran dosis de autoironía. El espectáculo gira en torno a ese momento vital en el que uno cruza la barrera de los cuarenta y se ve obligado a revisar, a veces con vértigo, las decisiones, expectativas y decepciones acumuladas hasta entonces.
Con un ritmo ágil y un lenguaje cercano, el monólogo retrata las contradicciones de una generación criada con promesas de éxito, independencia y plenitud, que se enfrenta ahora al paso del tiempo, la precariedad emocional y las pequeñas derrotas cotidianas. Una mirada tierna pero mordaz sobre la adultez y sus paradojas, que invita tanto a la risa como a la complicidad.
La crisis de los 40 desde el humor más ácido
Zubeldia construye un personaje que es, en realidad, un espejo deformado de muchos espectadores: alguien que ha dejado atrás la juventud pero que aún no se resigna del todo a ser «adulto de verdad». A través de una sucesión de anécdotas, recuerdos, reproches y fantasías no cumplidas, el protagonista se enfrenta a su propio reflejo y a la incómoda certeza de que el tiempo no espera.
El humor del espectáculo está cargado de cinismo amable, de ese que se ríe primero de uno mismo para luego incluir al resto. No hay victimismo ni tono amargo, sino un equilibrio muy bien medido entre risa, nostalgia y reflexión. La clave está en el ritmo, en el manejo de los silencios y en la autenticidad con la que Zubeldia se entrega al relato.
Un texto afilado y lleno de guiños generacionales
La escritura del monólogo combina lo cotidiano con lo absurdo, lo íntimo con lo universal. Cada bloque temático —la familia, el sexo, el trabajo, las amistades que se enfrían, las aplicaciones de citas, las primeras canas— está lleno de observaciones que conectan con quienes han vivido (o están viviendo) esa franja de edad en la que uno se siente fuera de lugar tanto con los jóvenes como con los mayores.
Zubeldia no se limita a acumular chistes o situaciones: construye un relato hilado, con momentos de pausa emocional que contrastan con el tono general de comedia. La risa, aquí, no es superficial; es una herramienta para sobrevivir al desconcierto vital que supone cumplir 40 y no saber si uno ha llegado a algún sitio.
Un intérprete con gran carisma escénico
Actor y guionista, Patxi Zubeldia ha trabajado en televisión, teatro y cine, pero es sobre el escenario donde más brilla su capacidad para sostener la atención del público durante más de una hora en solitario. Su manejo del tempo, sus cambios de registro y su presencia escénica hacen que el espectáculo no pierda fuerza en ningún momento.
A lo largo de la función, Zubeldia conecta directamente con el público sin artificios, creando una atmósfera íntima y cercana que favorece la empatía. Su estilo de interpretación está basado en la naturalidad y en una ironía elegante que evita caer en el exceso. El resultado es un espectáculo creíble, divertido y emocionalmente sincero.
Un montaje sencillo que potencia el contenido
La puesta en escena de Los 40: Con lo que yo he sido es minimalista, con apenas un taburete, unas luces cálidas y una voz. Esa desnudez formal refuerza el carácter confesional del texto y permite que toda la atención recaiga sobre el actor. No hace falta más para llenar el escenario: la fuerza está en las palabras y en el gesto.
Esta simplicidad también favorece la conexión con el público: en un espacio como el Teatro Soho, íntimo y bien diseñado para propuestas de pequeño formato, el espectador se siente casi dentro de la narración. Cada gesto, cada pausa, cada mirada tiene un efecto directo en la sala, como si el monólogo fuese una conversación a tumba abierta.
Una propuesta ideal para las noches de verano
Este monólogo se convierte en una de las propuestas más atractivas del verano en Madrid para quienes buscan humor inteligente, reflexión ligera y una interpretación brillante. La temporada veraniega del Teatro Soho suele apostar por espectáculos que mezclan entretenimiento con calidad, y Los 40 encaja perfectamente en esa línea.
Quienes estén en plena crisis existencial (o cerca de cumplir los temidos cuarenta) encontrarán en este monólogo una válvula de escape, una risa cómplice y, tal vez, una nueva manera de mirar la edad. Porque, como demuestra Zubeldia desde el escenario, llegar a los 40 no es el final de nada, sino el principio de tomarse la vida con un poco más de humor… y con mucha menos vergüenza.