En un escenario único como el de la Sala Roja Concha Velasco en los Teatros del Canal, llega El orgullo de quererte, una zarzuela innovadora en tres actos que combina el espíritu clásico del género lírico con la energía contemporánea del Madrid actual. La obra se representará hasta el 20 de septiembre de 2025, con funciones los días 11, 12, 13, 18, 19 y 20 de septiembre, y tiene una duración aproximada de dos horas y quince minutos, incluyendo una pausa de quince minutos.
La propuesta mantiene la estructura tradicional de la zarzuela grande, pero la transfiere a un entorno urbano moderno como es el barrio de Chueca durante las celebraciones del Orgullo madrileño. El esfuerzo creativo incluido en el libreto de Felipe Nieto y la música de Javier Carmena rescata el humor, la melodía y la mirada costumbrista, mientras abraza lo contemporáneo en cada nota y gesto.
Renovación con raíz
Desde sus orígenes en 2010, con la visión conjunta de Javier Carmena y Felipe Nieto, El orgullo de quererte nació como un intento consciente por revitalizar la zarzuela grande desde lo auténtico. El propósito siempre fue claro: preservar la esencia del género sin renunciar a la actualidad en tema y lenguaje, acercándolo así a públicos nuevos y diversos.
La puesta en escena completa, a diferencia de la versión semi-concertante estrenada en 2022, ofrece ahora una experiencia teatral rica, ambiciosa y sincera. La acción transcurre con naturalidad en el Madrid moderno, y deja sentir el sabor costumbrista mediante guiños musicales distintos —pasodobles, boleros, coplas, foxtrots, chotis y fandangos que hablan con voz propia.
Una trama con chispa y conflicto
La historia arranca cuando el joven Tadeo llega a la capital con una maleta cargada de ilusión y ganas de vivir su primer Orgullo. Lo recibe un grupo de mujeres que se convierten en su guía en esa aventura urbana, descubrirá la noche madrileña y el fulgor del amor junto al cautivador Alonso.
Pero el relato no escapa a la complejidad del sentir humano: los celos, el miedo, la mentira y la vergüenza se hacen visibles a través de P.J., un personaje que encarna una pasión retentiva y destructiva. Su vínculo con Alonso es tóxico, y su presencia añade tensión, drama y un contrapunto eléctrico al idilio que brota.
Un elenco al servicio del relato
El reparto reúne voces potentes y expresivas: Enrique Viana asume el papel de P.J., Santiago Ballerini da vida a Tadeo, Germán Olvera encarna a Alonso y María Rey‑Joly interpreta a Mari Cruz, junto a Berna Perles como La Petri. Completan el elenco otros solistas, bailarines y figurantes que contribuyen a la vitalidad coral del montaje.
La dirección musical corre a cargo de la prestigiosa Alondra de la Parra, directora titular de la ORCAM, con José Luis López Antón como asistente (dirige las funciones del 19 y 20 de septiembre). La escenografía es obra de Ricardo Sánchez Cuerda, la coreografía de Sara Cano, el vestuario de Gabriela Salaverri y la iluminación de Bernat Jansà.
Música viva y estilística
La partitura se desliza con gracia entre estilos y épocas: el ingenio está en mezclar pasodobles con boleros, foxtrots, chotis y coplas, todo con la intención de tributar la tradición lírica española desde una mirada inclusiva y líricamente abierta. Esa fusión de sonidos y recuerdos dota a la zarzuela de una energía escénica que contagia y emociona.
Así, la música se convierte en personaje. Cada género estilístico supone un matiz: el pasodoble trae bravura, el bolero ternura, el chotis evocación, el foxtrot ritmo… y todo ello transforma la narración en una coreografía sonora que acompaña el drama y la celebración.
Por qué vivir esta experiencia
Asistir a El orgullo de quererte es zambullirse en una zarzuela que habla del presente sin traicionar sus raíces. Es un espectáculo con valores universales —amor, libertad, miedo, desengaño— envueltos en música, danza y frescura urbana. Es una celebración de identidad, de arte y de memoria compartida.
Quien se acerque a los Teatros del Canal se encontrará con una propuesta que tiene alma y pulso, que desafía y conmueve a un tiempo, que trae la zarzuela al siglo XXI sin traicionarla, y lo hace con pasión, talento y conciencia colectiva. La prontitud de las funciones —casi una semana intensa de teatro— convierte al montaje en una cita íntima y urgente.