Hoy tengo el placer de hablar con Ana Sánchez-Anegón, con motivo del Día de la Mujer Emprendedora. Ana es una profesional cuya trayectoria refleja una profunda dedicación al bienestar emocional y al crecimiento personal. Con más de una década de experiencia en comunicación empresarial, Ana ha liderado equipos en empresas internacionales, siempre con una atención especial a las necesidades individuales de cada persona. Su pasión por la transformación emocional la llevó a fundar «El Animal Emocional», un espacio donde ofrece terapias y coaching espiritual, ayudando a sus clientes a alcanzar su plenitud personal y profesional. Además, Ana colabora activamente con la asociación «Alternativa en Marcha», apoyando a madres en riesgo de exclusión social, lo que demuestra su compromiso con la justicia social y el empoderamiento femenino.
Ana, has pasado de liderar equipos en el ámbito empresarial a convertirte en terapeuta emocional. ¿Qué te motivó a dar este giro en tu carrera?
Todos los cambios en la vida llegan en una situación de crisis personal. Así fue en mi caso. A veces, estos giros de guión no son cómodos pero las crisis nos ayudan a tomar decisiones drásticas. En mi experiencia, tuvo que ver con estar en una situación de no encontrarme, de confusión y de no saber. Y ahí es cuando una conecta con el deseo: qué quiero aportar a los demás. Lo mío fue ayudar a las personas a encontrarse con la terapia emocional.
¿Podrías explicarnos en qué consiste el método «El Animal Emocional» y cómo se diferencia de otras terapias emocionales?
En primer lugar, se basa en una combinación entre el coaching, la psicología humanista y la experiencia propia. Esto me permite entender a cada uno de mis clientes desde un lugar más clínico y profesional. En segundo lugar, estar presente hace que conectemos de manera más personal e íntima y para mí esto es casi más fundamental que el aspecto técnico.
Mencionas que tu reciente maternidad influyó en la creación de tu propio método terapéutico. ¿De qué manera la experiencia de ser madre ha enriquecido tu enfoque profesional?
Ser madre me llevó a un periodo de no tener respuestas y enfrentarme a mis propios miedos. Pero esto me llevó a estar presente. Y aquí conecté con lo que quería ser, hacer y experimentar. Digamos que solté mucho lastre. Dejé equipaje a un lado y con el deseo pero con la fuerza de mi nueva realidad, caminé hacia la dirección correcta para mí.
En tu opinión, ¿cuál es la relación entre las emociones no expresadas y las dolencias físicas, según la frase de tu abuelo: «De la emoción a la lesión»?
En mi opinión, el cuerpo es el lugar que aloja el dolor psicológico. Cuando este no es expresado mediante la oralidad, se queda enquistado en el cuerpo. Por eso, dolencias físicas nos recuerdan a nuestra historia, a quienes somos, qué hemos podido decir, soltar, expresar y qué no. Forma parte de lo mismo.
¿Cómo integras la comunicación empática en tus sesiones y por qué consideras que es fundamental en el proceso terapéutico?
La empatía es la nueva revolución mundial. A nivel mundial nos hemos dado cuenta de que sin ella no vamos a ningún lado. En lo personal, me di cuenta de que como terapeuta, si no entraba en el mundo de mi cliente y en su dolor, éste no avanzaba porque no se sentía comprendido. Es la pieza clave en mi manera de hablar con él, dirigirme a su dolor o hacerle preguntas sin juicio. Es difícil explicarlo con palabras pero cuando el terapeuta no tiene empatía se nota en cuestión de segundos.
Has escrito sobre la importancia de entender y liderar a las generaciones más jóvenes en el entorno laboral. ¿Qué consejos darías a los líderes para conectar eficazmente con los millennials?
Les diría que esta generación acusa la deshumanización de los lugares de trabajo más que otras y que debe existir un equilibrio entre la disciplina y la empatía. Es difícil pero no imposible.
¿Qué papel juega la espiritualidad en tu enfoque terapéutico y cómo la incorporas en las sesiones con tus clientes?
Lo que llamamos espiritualidad es, para mí, los por qués y los para qués. El cliente hace un salto cognitivo y de consciencia cuando sale de una posición de victimismo que le lleva a la paz y a la comprensión. Ahí es cuando ha entendido el para qué y esta experiencia va más allá de mucha comprensión humana. Es un salto evolutivo.
Colaboras con la asociación «Alternativa en Marcha» en apoyo a madres en riesgo de exclusión social. ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu perspectiva sobre la salud emocional y el empoderamiento femenino?
He llegado a la conclusión de que el empoderamiento femenino pasa por comprenderse a una misma en esta sociedad patriarcal. Es difícil cuando no tienes recursos económicos pero también pasa por entender que eres capaz de lograr cumplir tus metas. Así que para mí van de la mano: salud y empoderamiento.
En una entrevista mencionaste que tu «juez mental» ahora es «un colega pesado con el que me voy de cañas». ¿Podrías profundizar en esta metáfora y cómo ayuda a tus clientes a manejar la autocrítica?
La autocrítica siempre está. Es importante saber esto y no creer en el idealismo ni el mundo de yupi. Sin embargo, podemos aprender a convivir con ella. Y se trata también de amistarnos y poder convivir con ella y escuchar qué tiene para decirnos sin permitirle que nos domine.
¿Cómo abordas el equilibrio entre la vida personal y profesional en tus terapias, especialmente para aquellos que sienten que el estrés laboral afecta su bienestar emocional?
Días bien y otros no tan bien. Creo que como emprendedoras hacemos lo que podemos pero si el deseo de que nuestro negocio funcione es poderoso, al final siempre nos lleva a un lugar de satisfacción. El sacrificio es fundamental y quizás debas entregar al negocio un tiempo que sería para tu familia. Pero el equilibrio es posible.
Has hablado sobre la importancia de vivir el momento presente y no depender tanto de dispositivos electrónicos para almacenar recuerdos. ¿Qué estrategias recomiendas para fomentar una conexión más auténtica con nuestras experiencias?
Asistir a lugares que promocionen encuentros auténticos ya sea retiros, cursos o quizás simplemente una cena con amigos sin móvil. Esto nos puede volver a reconectar y ser conscientes de quienes somos y qué necesitamos en los vínculos.
¿Qué desafíos has enfrentado al emprender «El Animal Emocional» y cómo has superado esos obstáculos?
Destacaría tres: miedo, incertidumbre y gestión del tiempo. En los tres obstáculos me ha sido útil el encuentro conmigo misma para detallar prioridades, el acudir a terapia y el hacer duelos: no todo va a ser siempre perfecto ni va a funcionar sin fisuras.
¿Cómo ves la evolución de la terapia emocional en los próximos años y qué papel crees que jugará en la sociedad?
¡Estamos en la época de oro de las emociones! Las personas están haciendo un trabajo inmenso de reconexión emocional y espiritual. Auguro un futuro brillante de personas conscientes que estarán preparadas para los retos que se pongan por delante.
Siempre habrá quienes no estén dispuestos a hacer ese paso pero cada vez serán menos y la relación entre los que sí lo hagan y los que no, cada vez será más grande para favorecer un vínculo. Se quedarán atrás.
¿Podrías compartir alguna anécdota o experiencia memorable con un cliente que refleje el impacto de tu método terapéutico?
Una vez tuve un cliente que tenía un gran problema con su parte femenina de expresión emocional y estaba rozando comportamientos machistas. Fue interesante ver cómo se aproximaba a la comprensión de su comportamiento entendiendo su niñez y su pasado y todas las carencias afectivas que tuvo. Una vez transcurrieron unos meses comenzó a amara las mujeres de otra manera e incluso está ahora haciendo cursos para ser terapeuta.
Finalmente, ¿qué mensaje te gustaría transmitir a quienes buscan mejorar su salud emocional pero aún no se atreven a dar el primer paso?
Si sientes que es el momento, no tengas miedo. La conexión que vas a sentir es lo que dará sentido a tu vida. Gracias por hacerlo por ti y sobre todo, por todos.