¿Pintas o dibujas?

Exposición Pintas o dibujas en Madrid. Foto: Turismo Madrid.

Hasta el próximo 24 de agosto podemos ver esta exposición, ¿Pintas o dibujas?, que resulta un paseo por el arte de la mano del cómic; es al aire libre y no queda lejos del Triángulo del Arte. Las representaciones plásticas que hay en esos tres museos, PRADO, THYSSEN Y REINA SOFÍA, son llevadas a viñetas o también se crean historietas con obras que no están en dicho triángulo.

De entrada hay muchos puntos en común entre el arte y el cómic, por considerar al cómic el Noveno Arte, pero sin duda lo más importante es tener la voluntad de reflejar la sociedad en que se desarrolla. Ya lo dijo Kandinsky: «Todo arte es hijo de su tiempo» y así, con los cómics de la exposición, se traza un recorrido por distintas representaciones clásicas tradicionales y también se abre la paleta temática con viñetas que comentan acontecimientos, reflexiones de la historia del arte pasado o actual.


Los ilustradores, como el padre de Ángel Sefija, imaginan diálogos que surgieron entre artistas, como el mantenido entre Picasso, Dalí y Miró y así, de paso, nos cuenta por cual derrotero se movía cada uno de ellos:

DALÍ: Entonces yo me quedo con los asuntos freudianos y el espectáculo mediático.

PICASSO: De acuerdo, yo con el resto.

Un estupefacto Miró les dice: Y a mí, ¿qué me queda? Porque os habéis repartido todo…

PICASSO y DALÍ (al unísono): Todo lo terrenal sí, pero te puedes quedar con el firmamento.

Así Miró pudo crear su lenguaje con un alfabeto plástico donde los pájaros, las estrellas, la luna van y vienen a través de una serie de variaciones de formas y cromatismo. Esos círculos y espirales que envuelven a un ojo observador; todo ello esparcido de manera meticulosa en un espacio infinito.


Sonrío recorriendo los divertidos paneles. Con el cómic parece que estás jugando mientras lees. El dibujo pintado adorna/aclara el texto, como si se convirtiera en el paisaje de lo escrito. Existe la intención de demostrar-las exposiciones tienen un fin didáctico- que el pensamiento en imágenes es ya obligatorio en la manera de mirar y educar del siglo XXI. El poderoso Visual Thinking.


Otro ejemplo con viñetas ilustradas es el microrrelato La cabra y los surrealistas. En 1933, Luis Buñuel y Ramón Acín, sostuvieron una conversación sobre la comarca de Las Hurdes, respecto a cómo dirigir y producir una película respectivamente:

Acercándose un poquito más al borde del barranco donde se esconde, la cabrita Toza presentía que iban a por ella. El grupo de señores cargados con cámaras de cine, máquinas de fotos, que veía desde arriba, la intranquilizaba.

―¡Asustarla como sea, que caiga!

Ellos, los cineastas, aparecieron hace unos días por el pueblo, queriendo hacer un documental sobre esta comarca. Nada de cortesías, querían mostrar cómo vivían juntos personas y bestias. Esa mañana se levantaron con la idea de mostrar que se comía carne los días que alguna cabra se despeñaba. Y tocó ir a por Toza.


La exposición la visité varias noches. Y en todas mis visitas noté el gran interés que despertaba la figura de Frida Kahlo.


La autora del cómic recompila, junta el cuento infantil, el poder del encantamiento, la fuerza de la imaginación con el sarcasmo agresivo de la dolorosa realidad de Frida. Con las viñetas se muestra a la artista dotada de una admirable capacidad para contar, pintando, historias:

Se conocen 143 cuadros de Frida, 55 son autorretratos de una mujer eternamente joven, de penetrantes ojos y boca de apretados labios; tienen el todo del diario íntimo. Ella se abre en canal, literalmente, y nos cuenta lo que ha vivido y lo soñado. Es un aliento a la vida.

Viendo a Kahlo, ¿cuántos de nosotros, golpeados por esa tragedia semejante, podríamos adoptar ese camino tan valiente?

La pintura de Frida se apoya de una manera evidente en lo autobiográfico: la Casa Azul, en la ciudad de Méjico. Los peinados con flores y cintas. Los collares que la creaban una armadura protectora como un caballero medieval. El accidente a los 18 años. Su cuerpo mutilado. Las referencias a las operaciones, enfermedades e incluso dibuja en la mesita de noche los analgésicos y tranquilizantes que tomaba con tequila.


Con esta exposición, el mensaje de fondo es que con lo ya creado nos defendemos. Se utiliza lo conocido para idear algo nuevo como si la creación surgida de la nada no interesase en este momento; se parte de un código ahora existente de los museos, galerías y ferias de arte. Y está bien porque nos permite promover la reutilización y la reinvención de obras ya hechas. Uno de los ilustradores participantes cuenta su manera de trabajar: dibuja a los personajes desnudos, incluso puede partir del esqueleto –para hacerlos reales– y los viste después –para llevarlos a su tiempo.

En definitiva, sería una magnífica noticia si se quedara este espacio al aire libre para exponer. En la calle, el diálogo con el arte es más cercano.


Puedes ver la exposición ¿Pintas o dibujas? en el Paseo de Recoletos (tramo entre la plaza de Cibeles y la calle Prim) hasta el 24 de agosto. Abierto las 24 horas.


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