Silly Bullying

Lo que voy a contar nos interesa a todos.

Aprovechando que el pasado 24 de Enero fue el Día Internacional de la Educación, una tienda de Malasaña muestra en el escaparate unas cuantas camisetas con mensaje. Una de ellas es la que encabeza la columna de hoy.

STOP BULLYING
POWER TO WEIRDOS.

Lo entiendo así:

QUE SE PARE EL ACOSO
PODER PARA LOS RARITOS

Un niño mofletudo con su cuaderno escolar lanza este mensaje directo. Con sus dibujos tan elementales nos da una alarma de lo que sigue ocurriendo todavía.

Los diseñadores, la marca Silly Goods, utilizan cuentos clásicos, muñecos que ya llamamos vintage, con un punto de frescura, para criticar el acoso de niños y adolescentes dentro y fuera del colegio.

Este tipo de recurso para denunciar se ha utilizado mucho y no sé por qué me vino a la mente los niños de Murillo (recientemente ha habido una exposición de este pintor de la escuela barroca sevillana en El Prado).

Lo bueno de escribir es que te permite saltar siglos en un punto y aparte.

San Tomás de Villanueva, por Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 – ibíd. 1682)

Al pintor sevillano, algo más joven que Velázquez, y con mucha biografía inventada, le salían los niños muy bonitos (no necesitaba ni bocetarlos).  Los del cuadro inspiran mucha ternura porque viven en la calle, mendigos a los que Murillo representa con sus formas suaves, su piel luminosa, casi transparente, además de aportarles la dignidad (Hegel habla de esto en su libro Estética); el chavalín del centro es bello, corpóreo y humano (reparte su ropa), y sirve para denunciar la pobreza brutal de aquel momento.

La obra de este pintor ha sido banalizada y malinterpretada. Lo hemos estudiado con una idea desvirtuada porque el nacionalcatolicismo le utilizó por llegar muy bien a las clases populares. Reconfortaba. Su obra adornaba las estampitas de comunión y las cajas de membrillo.

Vuelvo a utilizar el punto y aparte para volver al presente, al tema con el que he empezado, y recordar al letrista, cantante y actor Meat Loaf, ML, recientemente fallecido (1947-2022). Cuando oí la noticia, traduje su nombre de trabajo: Trozo de Carne, ¿por qué usó ese mote obsceno para presentarse en escenarios y estudios de cine?; reconozco que lo primero que se me ocurrió es que era un recurso utilizado para triunfar; a continuación me enteré que detrás de ML había una historia de bullying: el profesor de gimnasia fue su acosador. Un maltrato encubierto con un maltratador que olfateó a su presa. El contexto le ayudó a decir lo que le daba la gana; se relativizó el tema; hizo que compañeros de clase, resto de profesorado, todos cómplices, parecieran inocentes.

Insisto. Me llama la atención que conservase este mote. Da la impresión que visitaba ese pasado que le mordió cruelmente, lo cultivó, incluso lo reivindicaba. Pero no. Si se piensa un poco más, con el mote triunfó, miró al futuro y se comió el mundo por completo.

Pongo el ejemplo de este cantante porque cualquier mensaje dirigido a la infancia tiene que ser cuidadoso, y también moralizante, para no quebrar la inocencia de los niños/as. No existen estadísticas sobre los traumas incurables que han podido provocar los motes insultantes. Afecta de manera intensa, porque también dura bastante el insulto en el tiempo, aunque se diga que los jóvenes pasan de todo y tienen fuerza, si quieren usarla, para superar lo que se propongan.

ML, el niño que no olvidó, el mismo que llegó a escribir a su profesor de gimnasia treinta años después esta cancioncilla:

−Muévete Meat Loaf. Me decía. Ya no recuerdo bien su aspecto, pero si la clase de gimnasia. Fue hace tiempo. Era un niño y él, el profesor, y entre los dos se interponía mi sobrepeso. Me veía como un perro verde, preguntándome con desprecio: ¿vas a poder jugar en el equipo? ¿serás un lastre para tus compañeros?. Con los demás se comportaba de manera más neutra, pero no conmigo. A mí siempre me reñía e insultaba.

Yo era como era.

Ahora se denuncia ese tipo de acoso, que hasta tiene nombre propio. 

No le guardo rencor, pero no le he olvidado.

Meat Loaf. Sin rencor.

¿Lo dejaríamos así?

Yo creo que si los adultos volviésemos a tener ocasión de reencontrarnos con quién nos lo hizo pasar mal en la infancia no seríamos tan benévolos, tan sutiles de contar nuestro sufrimiento con una sencilla y corta canción. Continuaríamos con algo como esto:

Ahora le siento compasión, usted me bajó a los infiernos, hundió mis expectativas personales, pero yo resurgí, me enganché a la ilusión, me busqué, me supe ver, me quise y reinventé mi futuro.

Casi nadie tiene la trayectoria de ML, de normal pasó a extraordinario, con poder para conquistar tantos terrenos; no parece que el mote supusiera una condena para su futuro; tuvo una voluntad que implicó a todo su cuerpo, consciente de que si no lo hacía él, nadie movería un solo dedo.

Un último punto y aparte. He hurgado, con una camiseta y dos artistas, en el pasado de muchos de ustedes, que puede ser hasta lenitivo, para terminar que por muy rarito que sea un niño/adolescente, que los hay pero no tiene que ser un insulto, ya hay un consenso entre lo que es aceptable y lo que es intolerable, entre lo doloroso y lo inofensivo. Lo que le ocurrió a ML fue en el siglo XX, en el siglo XXI no hay que llegar a estas situaciones límite, hay que educar para prevenir el acoso, y si se da, atajarlo en la escuela desde el primer momento. Por ello, me he permitido resumir para el bullying escolar los siguientes puntos:

  • Formar al profesorado para detectar el problema y actuar.
  • Crear en cada centro un programa de prevención efectivo.
  • Entender y saber utilizar la neolengua que está apareciendo.
  • Trabajar las emociones y los valores. Enseñar que ser correcto, aunque seas un atrevido joven sin miedo, no es hacer las cosas homogéneas y aburridas.
  • Frenar al acosador con denuncias. Los testigos ayudan a rescatar a víctimas.