La importancia de llamarse Ernesto

Oscar Wilde​ fue, y sigue siendo, uno de los dramaturgos más destacados. El escritor y poeta, aún a día de hoy, es considerado como gran ingenioso y pieza clave de la literatura. Con esta pequeña descripción, averiguar que una obra suya pueda ser un éxito no es de extrañar, como bien sucede con el montaje del que vengo a hablaros hoy. 

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La importancia de llamarse Ernesto es una alocada comedia de gran enredo, escrita en 1895 por el anteriormente mencionado Oscar Wilde. Su fundamento se basa en la confusión por la identidad propia de un ser humano, haciendo así tremenda crítica de los cánones establecidos por la sociedad y todo aquello que es apropiado o no. Ramón Paso dirige con brillante acierto esta desternillante historia que podemos disfrutar en el Teatro Lara de Madrid. 

Como se suele decir el amor mueve montañas… y puede que algo de real tenga esta frase en relación con este montaje teatral. Dos mujeres jóvenes, guapas y enamoradas… de Ernesto. Pero ojo, cada una de su Ernesto… Bueno, aunque pueden no saberlo… O descubrirlo… O quizá incluso, Ernesto ni siquiera exista. Gwendolen, interpretada con deliciosa elegancia por Inés Kerzan, es esa joven apasionada, deseosa de amor y aventura y decidida a llevar la contraria a su madre, la conocida Lady Bracknell, tan peculiar como siempre, preocupada por el bienestar de los suyos, a quien da vida la fabulosa actriz Paloma Paso Jardiel, con una presencia sobre las tablas abrumadora y dotando al personaje de chispeante comicidad. Por contraparte, Cecily Cardew será la otra enamorada, una joven señorita llena de vida y de ganas de vivirla lo más intensamente posible. Cecily es llevada a la escena por la actriz Ana Azorín, quien fue un maravilloso descubrimiento para mí, perfecta en su ejecución, colmaba de risas las butacas del teatro Lara con su enloquecedora puesta en escena. Pues esta chica es, nada menos que la pupila de Jack, un posible Ernesto, a quien da vida, con la mejor de las ejecuciones, Sergio Otegui. Recapitulando, tenemos a Gwendolen y a la madre de esta, Lady Bracknell, y Jack enamorados, primer Ernesto y tutor de Cecily, a su vez enamorada de Algernon Moncrieff, primo de Gwendolen y segundo posible Ernesto. Algernon es un joven soñador, con una vida perspicaz y con algún que otro engaño que le permiten escapar de aquellas citas a las que no quiere asistir. El personaje toma forma de mano del actor Jordi Millán, el cual desató las sonoras carcajadas de los asistentes al evento. Pues este apuesto y pícaro caballero, siempre es acompañado por la Señorita Lane, su personal de servicio, el cual es llevado a la realidad por una expresiva Ángela Peirat, hilarante, divertida e ingeniosa. Y si todos estos no fuesen ingredientes suficientes para el cóctel a punto de estallar que se cocina entre los muros del teatro, añadiremos una pizca de espiritualidad, el Reverendo Chasuble siempre velando por el bienestar de Cecily y de todo aquel que se deje caer por la casa de campo del señor Jack Worthing. Un reverendo lleno de humor y de momentos inolvidables de mano del fabuloso Guillermo López-Acosta.

Creo que aporto motivos más que suficientes para dar a entender que esta importancia de llamarse Ernesto es toda una delicia para aquel que se anime a visitar el Lara. Y… ¿Lo mejor de todo? Que aún hay tiempo sobrado para acudir a la cita, ya que el montaje permanecerá en cartel hasta el próximo 10 de septiembre. 

Risas y más risas rodeados de Ernestos. 100% recomendable.


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