Acudir a una función teatral siempre es algo enriquecedor y dulcificante para los sentidos, pero he de reconocer, que admiro muchísimo esas interpretaciones rimadas que apenas se encuentran hoy en día, esos versos encadenados, llenos de sonoridad, que dificultan aún más el trabajo del actor sobre las tablas. Estos escasos eventos, pellizcan una parte de mí, me tocan la fibra sensible y, solo con eso, hacen que aprecie notablemente más cada minuto del espectáculo. Y esto fue lo que aconteció al deleitarme con el show del que vengo a hablaros.
Una familia, de una clase social envidiable, con sonoras comodidades económicas y de buena posición social protagoniza esta divertidísima comedia. Aunque… Quizá no haya hecho alguna aclaración. Actualmente, esta familia no goza de todos esos privilegios especificados, puesto que han caído en una estrepitosa ruina de la que no saben cómo escapar. Varias serán las estratagemas de los protagonistas para solventar sus cuestiones financieras y lo intentarán con ahínco y empeño, aunque puede que no obtengan el resultado que deseaban. ¡Qué no harán por reponer aquello que han perdido y que tanto anhelan!
De todo esto trata Aristócratas Conversos, un montaje teatral de brillante guión en verso y desternillante puesta en escena. De mano de un elenco de lo más lúcido, nos presentan personajes como al marqués y su esposa la marquesa, estridentes y muy especiales, encarnados por Carlos Chamarro y Yolanda Vega respectivamente, los cuales desbordan talento a cada segundo que pasan en el escenario. Estos, a su vez, nos traen a sus dos hijos: una joven artista, dedicada últimamente al mundo de la pintura y llena de inquietudes; y un chico con los pies más en la tierra que ninguno de ellos, ambos interpretados por Mireia Zalve y Álvaro Larrán, fabulosos y enormemente profesionales. Pero esta familia no podía sostenerse sin la ayuda de esa persona guía que se encarga de todo en absoluto: su mayordomo. Juan Carlos Martín da vida a ese personaje con una ejecución absolutamente radiante. Y, cómo no, en toda esta trama tiene que haber un enemigo, un malo malísimo encargado de meter el dedo en la llaga aún más. ¿Quién? El Duque, el ególatra y podridamente rico Duque, al que puede que intenten sacar alguna moneda que otra. Éste, no es presentado por nada menos que el reconocido actor Jesús Cabrero, magnífico en su quehacer.
Esta trepidante aventura no figuraría en la oferta de los teatros madrileños de no ser por su autor y director, alguien a quien os aconsejo ir a ver, porque es arte puro. Hablo de José Andrés de la Rica, un manchego que nació en Campo de Criptana y que desde 2007 nos deleita con su trabajo como actor, director, guionista, cómico, monologuista… ¡Y todo aquello que él se proponga! Por supuesto, respaldado por su gran familia profesional, todos los integrantes de Corta el Cable Rojo, que han desarrollado la producción y gestión del show.
Versos actualizados y risas desmedidas, hacen que acudir al Teatro Fígaro de Madrid a ver a estos Aristócratas Conversos sea todo un espectáculo que nadie debería perderse. Y sólo tenéis hasta el 19 de Agosto… ¡Ahí lo dejo!
Tirso de Molina