Antonio Machado Ruiz fue un poeta español nacido en Sevilla, el más joven representante de la generación del 98. Manuel Machado Ruiz, su hermano, fue también poeta y dramaturgo español, enmarcado en el modernismo. Sus obras iniciales, de corte modernista, fueron evolucionando hasta alcanzar aquello que pronunció Gerardo Diego: «hablaban en verso y vivían en poesía». Hermanos también del pintor José Machado. Pues bien, teniendo estos datos como referencia, se puede dilucidar que una representación teatral que se base en la vida de dichos hombres, será intensa, enriquecedora y una pieza colmada de arte, literatura y sabiduría.
El Teatro Bellas Artes de Madrid, inaugurado en el año 1961 y desde 2005 gestionado por Pentacion S.A y dirigido por Jesús Cimarro, acoge entre sus muros un montaje que hace vibrar, que transmite, que pone los pelos de punta y nos traslada a una época anterior de guerra y dolor. Hablo del espectáculo Los Hermanos Machado. La función narra la vuelta de Manuel Machado a la casa familiar que compartía con su madre y su hermano Antonio, una vez finalizada la Guerra Civil en España. En ella, conocemos a Paca, una bonachona empleada de hogar que se ha encargado de conservar el inmueble y hacer que permaneciera intacto durante el enfrentamiento bélico. Esas paredes serán testigos del sufrimiento, de los recuerdos… Manuel y Antonio, que se establecieron en bandos opuestos en la lucha, ahora están separados por el destino. La madre de ambos y Antonio fallecieron en Colliure, solos… Manuel no estaba allí… Y ese acontecimiento añade más y más dolor a la familia, provocando que incluso José, otro de los hermanos, retire la palabra y se enemiste con el pariente que sobrevivió, ya que se posicionó en el bando que salió mejor parado.
Sentimientos, conversaciones que nunca pudieron mantenerse, lágrimas, horror y recuerdos… 90 intensos minutos de interpretación teatral abrumadora que harán que el público se mantenga pegado a la butaca y atento a todo lo sucedido. Antonio Machado es encarnado por el magnífico actor Carlos Martín, conuna presencia escénicasencillamente abrumadora. Cada uno de los lentos y pesados pasos que ejecuta en escena representan la carga de una guerra, el abatimiento y la pesadez con brillante perfección. Manuel, el hermano, no podemos decir que quede atrás. Fantástico trabajo el de Félix Martín que da vida a este último poeta. Tan solo sus muecas y gestos de angustia provocaron las lágrimas a muchos de los asistentes. Deleita con su labor, sin duda alguna. Pero no quiero olvidarme de un personaje muy importante, o quizá mejor de una persona, puesto que personajes interpreta a muchos. El dificilísimo desarrollo actoral que ejecuta Alba Gallego nos dejó estupefactos. La actriz da vida a todos y cada uno de los múltiples personajes femeninos que pueden disfrutarse en el show con una maestría digna de mención. Apenas minutos entre uno y otro, cambio de vestuario total y rol. Matices diferenciados en brevísimos espacios temporales que harán que Alba pase de ser una dulce jovencita a una apesadumbrada mujer a las puertas de la muerte. Y debo comentar con igual importancia que, por si todo lo relatado hasta ahora de ella en su desempeño en la obra no fuera más que suficiente, además acaricia los oídos de los presentes con sus melodías tocadas en violín o sus melodiosas y dulces canciones. Simplemente grandiosa.
Un espectáculo dirigido con gran maestría por el propio Carlos Martín que permiten que ya sean más de tres años de giras o carteles colgados en grandes y prestigiosos teatros. Aunque debo dar la mala noticia de su brevedad en el Teatro Bellas Artes de Madrid, puesto que apenas quedan unos días para degustar a estos Hermanos Machado. Su última función es el 16 de julio. Y mi consejo es que no os perdáis este montaje que tiene mucho de arte y de verdad. Maravilla en estado puro.