Los Juguetes Rotos se despiden

¿Qué es un juguete? Encontramos varias acepciones. En primer lugar: “Objeto con el que los niños juegan y desarrollan determinadas capacidades. Que sirve para entretenerse”. Si continuamos leyendo el significado de dicho término, encontramos este otro epígrafe: “Persona o cosa dominada por alguna fuerza externa o por alguien que la mueve y maneja a su antojo”. Me llama la atención la contundencia de una de las palabras… “Dominada”… Así es como tras largos y dolorosos años, han vivido, se han sentido muchísimas personas que no encajaban en la sociedad de aquel entonces, seres que se sentían rotos porque el mundo les hacía reflejarse así.

También te recomendamos...

Juguetes rotos es un montaje teatral que narra un horror que, por suerte, ya ha quedado atrás, o así debería ser: La historia de Mario, encarnado con profunda dulzura por un maravilloso Nacho Guerreros, completamente distinto a lo que nos tiene habituados, con una brillante interpretación que mantiene al público atento a cualquiera de sus palabras. Él es un chiquillo de pueblo que no acaba de encajar, que no es todo lo que su familia quiere que sea, que no se amolda a los cánones, a lo correcto o a lo que, por esos tiempos, tenía que ser. El joven, tras un ahogo constante con el que no puede avanzar, decide dejarlo todo y huir lejos, a una gran ciudad, buscando anonimato y una nueva posibilidad: Barcelona. Allí, conocerá a su amiga, su hermana, su confidente: Dorin, una artista transexual que vive del espectáculo y la calle, ya que ese mundo era el que se brindaba a esas personas “diferentes”. Kike Guaza da vida a este personaje picante, con chispa cargada de elegancia, un saber estar una presencia escénica inigualable, una volatilidad de personajes que embriaga y un coraje demostrado que hacen que, desde aquí, sentada en mi escritorio, vuelva a necesitar aplaudir y ponerme en pie. En Barcelona, ese muchacho de pueblo, el inocente Mario, tras la comodidad de su puesto de barbero en una peluquería y gracias a Dorin, se enfrentará a sus sentimientos más escondidos, se enamorará y dejará salir su verdadero yo, ese que le atormenta y que a la vez le hace libre.

Carolina Román es la encargada de hacer posible este espectáculo que remueve conciencias, como directora y dramaturga del montaje, el cual avanza tras sus tres años de gira internacional, visitando lugares mágicos como Méjico o Colombia. Ahora, el viaje llega a su fin, siendo esta su despedida de Madrid. La capital, de manos del Teatro Pavón, abraza las últimas funciones, hasta el 30 de julio, de estos Juguetes rotos.

Sé que en incontables ocasiones he mencionado el poder que tiene el teatro, pero en este caso me quedo corta. La forma de ver plasmada a día de hoy una realidad que rompió el alma de tantos seres… Una época que muchos, por nuestra corta edad, no hemos conocido, pero que jamás ha de ser olvidada, que nunca debió ser, pero que generó un dolor imposible de borrar.

Una obra de teatro obligatoria para las conciencias y los recuerdos.


Plan relacionado

Ver más planes en Madrid

También te recomendamos...