La música de cámara es la compuesta para un reducido grupo de instrumentos, a saber, entre dos y veinte, pese a que, en teoría, no hay un número máximo de ellos. El nombre viene dado de esos espacios de escaso tamaño, en los que ensayaban los pequeños grupos de músicos durante la Edad Media y el Renacimiento, llamados cámaras. Con el tiempo, la disciplina fue dándose a conocer, pasando de los salones de los hogares de grandes personalidades a salas de concierto. Dos son los epígrafes fundamentales que la caracterizan: cada músico interpreta un fragmento distinto y la carencia de un director, teniendo que estar los participantes perfectamente coordinados y observándose entre sí. Por lo tanto, deducimos que se trata de una pequeña orquesta que no sólo puede estar formada por piezas de cuerda. Habiendo obtenido el conocimiento pertinente que nos haga entender el concepto de intimidad que implica la música de cámara… Será muy lógico pensar que el espectáculo del que vengo a hablaros hoy llene teatros de cientos de personas.
Maestríssimo es belleza en estado puro. Un show musical que aporta esa esencia de la orquesta de cámara, un humor desmedido y la chispa satírica propia de la compañía: Yllana. Nacida en 1991, todo empezó en base al humor gestual, ramificando poco a poco sus disciplinas y llegando a alcanzar el éxito internacional en cualquier proyecto que se propusieran. Tras 31 años de esfuerzo y constancia, las cifras desorbitadas hablan por sí solas de la brillante trayectoria del grupo ya que, a día de hoy, cuentan con 37 espectáculos, 48 países conquistados, más de 16.000 representaciones y cerca de 6 millones de espectadores.
Ambientado entre Barroco y Neoclasicismo, una estética cuidada al detalle adorna las tablas y engalana a unos músicos brillantes en cualquiera de sus ejecuciones. Cuatro instrumentos de cuerda que son capaces de llenar con magnificencia un teatro de casi mil asistentes. Un peculiar grupo que buscará ese codiciado título de Maestríssimo gracias a su talento desmedido y luchando, cada uno, por ocupar el lugar que merece dentro de la propia formación.
Con la dirección impecable de Juan Ramos y David Ottone, miembros de Yllana, unos artistas que parecen poseer un don divino, harán vibrar al público con su puesta en escena y su deliciosa ejecución. Eduardo Ortega, Isaac M. Pulet y Jorge Guillén “Strad” a los violines y Jorge Fournadjiev al chello, derrochan talento cada segundo del evento. Magia, arte, pasión, muchísimo humor… Admirables y de los que me declaro fan desde el momento en que los vi. Ver un concierto de cámara es paladear la música, es degustarla dejando que penetre por los poros de la piel. Esos músicos, sentados o en pie, sobrios, serios y concentrados… ¡Eso no es Maestríssimo! Ellos, capaces de bailar, saltar o correr mientras producen una compleja melodía clásica mezclada con briznas de pop y temas actuales, a la vez que te hacen reír… ¿No parece magia?
Esta segunda entrega de PaGAGnini, espectáculo producido por Yllana y Ara Malikian, arrasa cada teatro o cada espacio que hace suyo. Un espacio como el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío, que ronda las mil butacas como ya comentaba anteriormente, y que atronaba y estallaba en vítores, aplausos y silbidos, prácticamente con aforo completo… Un miércoles después del puente de agosto… ¿Llamativo no?
Por algo será.
Príncipe Pío