Empecemos por el principio. ¿Qué es el amor? Si nos basamos en la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española, nos topamos con que lo especifica como sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. ¿Partiendo de su propia insuficiencia? Sí… Pone eso. Pasaremos a la segunda entrada sobre su significado a ver si es algo más esperanzadora. Al hacerlo, me topé con esta otra designación: Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. Y aquí creo que debemos darle un poco la razón al diccionario. Hoy en día, la atracción nos mueve a conocer seres humanos y a cometer locuras, el problema es la escasez de tiempo que, la vorágine del día a día, nos permite. Por eso, entablar nuevas relaciones o amistades ahora es mucho más fácil mediante las aplicaciones de citas. En esta era digitalizada absolutamente para todo, hasta Cupido ha sucumbido a la tecnología para seguir atravesando corazones con sus flechazos.
Tinder es una de esas aplicaciones y, por qué no decirlo, puede que la más popular, para conocer gente online a través de sus redes geosociales y así tener citas. Se lanzó en el año 2012 y, desde entonces, su progreso continúa en aumento. Desde el portal de descargas de apps, podemos encontrarla y, en apenas unos minutos, podemos tener operativo un perfil. Unas cuantas fotos, una breve descripción, algunos datos sobre intereses y… ¡A navegar! ¿Mecanismo? Muy sencillo. Desliza a la derecha si te gusta lo que ves y, por el contrario, a la izquierda si declinas el perfil. ¿Qué podría salir mal? De contarnos esto, con gran comicidad y un don de gentes abrumador, se encarga el cómico, guionista y actor barcelonés Andreu Casanova.
Tinder Sorpresa es un espectáculo muy gamberro y chispeante con el que desternillarte a través de las anécdotas más inusuales e increíbles de la plataforma de citas. El artista, con absoluto control del show y de las intervenciones del público, deleita a sus espectadores con vivencias propias incluso que no dejarán indiferente a nadie. Un montaje protagonista en celebraciones o despedidas previas a matrimonios, que ponen al cómico entre las cuerdas debido al gran nivel de participación, en ocasiones desmedido, por parte de los asistentes. Sin embargo, sobre las tablas, demuestra un talento inigualable para acallar a las masas con elegancia y buen humor, manteniendo así el foco de la atención durante todo el espectáculo.
Cercano y muy amable, Andreu tuvo a bien atendernos a nosotros y a todo su público con el que se hizo cuantiosísimas fotos. Un show ameno y entretenido que, por desgracia, pone fin a su temporada a finales de junio en el Palacio de la Prensa de Madrid. Además, acudir a verle tiene premio, pero no podemos revelar más… ¡Tendréis que ir para descubrirlo!