La amistad es una de las relaciones más valiosas y significativas que podemos experimentar en la vida, si realmente es una amistad verdadera. Ésta, se basa en un vínculo de confianza, apoyo y comprensión mutua entre personas que comparten momentos de alegría, tristeza, risas… ¡Incluso enfados! Así, se irán creando recuerdos que perduran a lo largo del tiempo y saldrán a colación en las mejores reuniones de la pandilla. Sin embargo, una verdadera relación amistosa se caracteriza por la sinceridad y la aceptación. Los amigos deben apoyarse entre sí, ofrecer consejos, escuchar, estar presentes en los momentos importantes, etc. Esta conexión emocional brinda un sentido de pertenencia y seguridad, lo que puede hace que forje esa unión de forma incondicional. Pero… ¿Y si no son todo lo sinceros que deberían los unos con los otros? ¿Y si dejasen pasar, por una larga temporada, las citas, los encuentros entre ellos? ¿Y si no expresasen lo que ansían por miedo a herir y así permitir otro tipo de heridas? Quizá, algo semejante sea lo que les acontece a los protagonistas del montaje teatral que hoy nos concierne.
Conspiranoia se compone, como su propio nombre indica, de conspiración y una chispa de paranoia. Y todo comienza con una intervención, por supuesto, no quirúrgica. El concepto viene a expresar como con la aplicación de principios y técnicas variadas, se consigue asistir a las personas para ayudarlas, de este modo, a comprender sus problemas, reducirlos o superarlos e incluso a mejorar las capacidades individuales o las relaciones con el entorno. En esta ocasión, la protagonista de dicho proceso es Clara, la mujer de Roger, encargado de organizar hasta el más mínimo detalle. Esta mujer, interpretada con un talento desmedido y una fuerza voraz por Natalia Millán, mantiene como acertada la idea del terraplanismo, asistiendo a congresos e incluyéndose en diversos proyectos que tratan el asunto. Y su marido ya no puede soportarlo más.
Roger, a quien da vida el incombustible y soberbio Luís Merlo, desea que Clara ponga los pies en la tierra, en una tierra esférica y, por ello, ha pedido ayuda a sus amigos de toda la vida, a su pandilla, a sus cómplices, para lograr mediante la intervención reencauzar las disparatadas ideas que sacuden la mente de su esposa. Un hombre meticuloso, calculador milimétrico y bastante controlador, confiará en Álex y Sonia para desenmarañar la cuestión.
Lo cierto es que no siempre nuestros amigos son semejantes a nosotros en cuanto a gustos o carácter y, tal vez, ese sea el detonante. Sonia, por una chispeante e hilarante Clara Sanchís, es geóloga, una mujer de ciencia, números y datos, absorta en su vida pasada con Julio, el que fuera su marido, y con la mecha extremadamente corta; y Álex es un vividor de sensaciones, un escritor que se mueve por pasiones y deseos al que las mentiras le juegan más de una mala pasada y que escapa a los enfrentamientos, encarnado por el actor Juanan Lumbreras con divertidísima y fantástica intervención.
El cóctel es más que suficiente como para que las palabras salgan de los límites establecidos. Además, si añadimos secretos sin confesar, pensamientos no pronunciados, chismorreos ocultos y un poquito de resquemor, el resultado será Conspiranoia: un montaje divertido, elocuente y conmovedora que hará que sus personajes te alteren, te provoquen una carcajada o te emocionen en lo más hondo del corazón.
Un espectáculo teatral de Jordi Casanovas y Marc Angelet, dirigido con gran saber hacer por la brillante Beatriz Bonet. 90 intensos minutos que deberías degustar en el Teatro Alcázar de Madrid.
¡No te lo pierdas!