Cuántas veces no nos habremos preguntado sobre nuestros padres, nuestros abuelos, los padres de éstos, o incluso más antepasados de nuestro árbol genealógico que, sin que supiéramos que existían o quiénes eran, cambiaron nuestras vidas radicalmente. ¿Por qué tengo los ojos de este color? ¿Por qué mi pelo es rizado? ¿Por qué soy propenso o propensa a alguna enfermedad en concreto? Infinidad de cuestiones que pueden resolverse de un modo tan simple como echar la vista atrás y, únicamente, mirar. Aunque la situación se volvería mucho más ambigua si careciésemos de cuantiosa información, es decir, si desconociéramos los orígenes que nos preceden. Todo esto, queda abordado en el montaje que os traigo hoy.
Anonimato es un espectáculo teatral que indaga acerca de la identidad propia de uno mismo y cómo el descubrimiento de ésta puede precipitar nuestros más sólidos pilares. El término anonimato proviene del griego anónimo, que refiere “sin nombre”. Por ello, el anonimato es la acción de no tener un nombre, ser desconocido. Aunque, ¿cuál es el problema real? ¿Ser desconocido para los demás o para uno mismo? Quizá no sea tan relevante de dónde venimos sino quién somos, por el hecho de saber hacia dónde nos dirigimos. Ese pensamiento es justo el que ronda la mente del protagonista de este montaje.

Mariano Rochman, dramaturgo de este espectáculo y actor, interpreta con gran talento y elocuencia a Iván, el cual tiene un severo problema de identidad consigo mismo a raíz de la espera de su futuro hijo. Con una relación idílica, él y su pareja, llevada a la escena con un dominio sobre las emociones abrumador por la fantástica Alba Alonso, esperan ansiosos a la doctora encargada de seguir su embarazo. Emocionados y expectantes, reciben esa videollamada con alegría sin pensar, ni mucho menos, lo que estaba por llegar: una enfermedad familiar, catalogada como rara, y con corta esperanza de vida por parte de Iván. Tras el impacto, asumir lo acontecido, entender y proceder a lo que debe continuar. Pero… ¡Cómo continuar! ¿Cómo seguir viviendo con algo que puede cambiar tu destino y el de tu futuro hijo y que desconocías que existía? Un bucle infinito de preguntas se agolpan en la razón de este hombre que, ansioso por saber, no tiene más remedio que acudir a su madre en busca de resolución a sus incógnitas. Ella, encarnada por la profesionalidad y la trayectoria impecable de Fanny Condado, será la pieza clave del rompecabezas, la luz al final del túnel. Pero… ¿Es cierto que la verdad os hace libres?
Un elenco capaz de mantener la atención de los asistentes en todo momento, consigue supuestamente sin esfuerzo, una acompasada danza de emociones entre la comicidad y las lágrimas repletas de intensidad. Durante 75 minutos sólo ellos, sólo su historia para ser contada y escuchada. Un escenario escueto y sencillo completamente lleno de saber hacer, de maestría y profesionalidad artística gracias al trabajo, como siempre exquisito, de la directora: María Pastor, junto a la producción de Doble Sentido Producciones.
Actores y actrices soberbios, encaminados por una maestra de ceremonias deliciosa y un espacio como la Sala Lola Membrives del Teatro Lara, solo nos indican que se juntan los ingredientes perfectos para el éxito más rotundo.
Aún hasta el 29 de marzo para degustar este Anonimato que es capaz de llenar tanto con aparentemente tan poco.