Por Gustavo Liévano. Relato seleccionado para el lunes, 20 de abril de 2020, en el I Concurso de Microrrelatos «Hoy Madrid». Foto de Google Maps.
El taxista insistió en que le preguntara por cualquier calle de Madrid, porque se las sabía todas. Y yo que no me tenía en pie del jet lag. «Venga… La calle Naranjo, por ejemplo». Al instante respondió que pertenecía al distrito Tetuán, barrio Berruguete. «Bien, bien… Pero con los GPS, pues de poca cosa sirve…» dije para chincharle, aunque no se mosqueó. Me preguntó si tenía planes y si me apetecía verle concursar, porque en un rato serían las semifinales.
El sótano del local apestaba a tabaco y a sudor. En el combate anterior, el Cartero había dejado inconsciente al Consultor Inmobiliario, y mi Taxista le había destrozado la cara al Rider de Deliveroo. Visto lo visto, aposté otros veinte pavos.
«Calle Argamasa», anunció el réferi. El Cartero se quedó en blanco, y el Taxista se le adelantó: «Pregunta trampa. Es ‘Argumosa’, no ‘Argamasa’. Distrito Centro, barrio de Lavapiés-Embajadores». Tras darla por buena, el local se vino abajo en vítores y el réferi le dio el bate al Taxista, que se ensañó con el Rider hasta abrirle la cabeza. Ni falta hace deciros que la carrera me salió gratis. Incluso me sobró para pagarle un par de rondas al Taxista.