Por Emejota. Relato seleccionado para el viernes, 24 de abril de 2020, en el I Concurso de Microrrelatos «Hoy Madrid». Foto de Tobias Tullius en Unsplash.
Ya sabía qué era correr a contrarreloj, la melena al viento en cualquier moto oxidada de los años ochenta recorriendo la Gran Vía, tirarse una taza de café encima de las piernas, bañarse desnuda en el mar, incluso había puesto la mano encima del fuego una y otra vez hasta quemarse. Escritora de sus propias penas y desamores en cualquier madrugada con música, café, lápiz y papel. Tozuda hasta conseguirlo. Impulsiva hasta arrepentirse con un ron cola en la mano. Jugaba sus cartas e iba a por la grande. Y, perdía, pero lo apostaba todo. Loca e imprudente. Joven y estúpida. Imbécil hasta reírse y llorar al mismo tiempo. Llena de equivocaciones y repleta de victorias que no era capaz de ver. Sin remedio. Y es que era jodidamente experta en tropezarse y aun así no atarse los cordones. Fanática del calor, aunque agobie. Y aunque estaba acostumbrada al romántico de Márquez, siempre había preferido el realismo de Galdós. Joder, si es que ella siempre miraba a los dos lados antes de cruzar… ¡Qué jodidamente caprichoso es el destino! ¿Por qué te vio pasar?
Y ella que se había pasado toda la vida buscando el sol…
Te encontró.
Le mintió.
NOS MINTIÓ.