Por Javier Rodríguez Cabello. Relato seleccionado para el lunes, 1 de junio de 2020, en el I Concurso de Microrrelatos «Hoy Madrid». Foto de Alexander Bernal en Wikimedia Commons.
La cuarentena derivó en imprevistas complicaciones. Si antes en la capital unos eran del Real Madrid o del Atleti, tal vez incluso del Rayo Vallecano o algún otro, pasó a haber hinchas del Prado o del Reina Sofía, por ejemplo, cuando no de posibles museos más pequeños. Y con los teatros, como se decía habría ocurrido en el insigne Siglo de Oro, ocurrió lo mismo. Ídem en las reabiertas librerías. También las tertulias de los cafés bullían.
Unos apoyaban a Velázquez, otros a Goya. Unos jaleaban a Quevedo, otros a Galdós. Y en tal totum revolutum, pandemia tornada pandemónium en la alguna vez considerada «Mantua Carpetanorum», a Ortega se le respondía con zarzuelas. Peñas hubo hasta de Carlos María de Castro o de Arturo Soria, de Fisac y de Moneo. Y las loas a Antonio Palacios las veían algunos como blasfemias contra Villanueva. Mientras, corrían las pintadas con el rostro de Ramón Gómez de la Serna. Ramón, sólo Ramón, contra todos.
Continuaba así una necesaria rivalidad entre los ciudadanos de Madrid, rivalidad por lo general sana. Porque, de llegar a las manos, no habría habido suficientes guantes.