Meninas no elegidas

Hace un año escribí Meninas y meninos donde resaltaba las esculturas seleccionadas por el jurado del concurso Meninas Madrid Gallery (MMG), para su posterior exhibición en el Centro de Madrid.

Hace unos días, poniendo orden en mis papeles, me he encontrado los borradores de las meninas que presenté al concurso. Hablé con Ana y me ha enviado sus bocetos también; y además transcribo parte de la entrevista que preparamos por si nos llamaban los organizadores:

MMG: ¿Qué se puede perseguir con tanta menina?

A y P: Procurar buenos momentos a quienes las miran, porque no cabe duda de que encantan, sobre todo si se fotografían con ella. La impresión que da la Menina es de un mundo hedonista, alegre; su figura solitaria, egocéntrica se imita hasta la saciedad.

MMG: ¿Os consideráis diseñadoras?

A y P: No, porque el punto de partida es una forma conocida que se transforma con materiales, especialmente con pintura. Somos plasticistas que hacen esculturas partiendo de una idea clásica de creación. El resultado es una pieza original -que si se hace una serie de ocho piezas, en la tradición artística, tiene la categoría de obra de arte-.

MMG: ¿Cuál es la fuente de inspiración?

A y P: La inspiración y la aspiración es hacer meninas bellas, sensoriales, que impulsen el deseo de ser tocadas. Vamos, que está prohibido no tocarlas.

MMG: ¿Os preguntáis en cómo debería ser la relación de las personas con las meninas callejeras?

A y P: Pasional o indiferente. O las amas o no.

MMG: ¿A qué público se dirige?

A y P: A todos los públicos. No hay edad para descubrirlas. Todos queremos que nos sorprendan y a la vez sorprender. Con que sean personas apasionadas vale, desde coleccionistas hasta gente muy joven que tiene un flechazo con alguna.

Nunca nos llamaron y por eso he decidido escribir sobre ello. Quizá dedicarle una columna a los bocetos rechazados no es lo más usual. Pero me han parecido argumentos de sobra para volver a Velázquez, a algún protagonista de su famoso cuadro, a la infanta vestida de azul, a la exposición Color. El conocimiento de lo invisible en la Fundación Telefónica (prorrogada hasta el próximo 16 de enero), donde el sentido de la vista se ve alterado, en una especie de sicodelia didáctica, por tanto colorido que recibe al visitante, en forma de documentos y material audiovisual: Isaac Newton y su prisma. Magia. Alquimia. Ordenación de los colores de manera distinta a lo largo de los siglos. Ruedas cromáticas. Goethe. Colores primarios y secundarios. Luminosidad, saturación e intensidad. CMYK. Anish Kapoor y el negro más negro. Yves Klein y su patente International Klein Blue (IKB). Las fotografías de D. Santiago Ramón y Cajal. El color de moda. El futuro es ¿verde o morado?. Terapias del color. colorpalette.cinema (instagram). Luz y color en el 2022.

Cuando hube separado los rayos, el espectro formado aparece teñido con esta serie de colores, violeta, añil, azul, verde, amarillo, naranja y rojo junto con todos sus grados intermedios en una continua sucesión.

Isaac Newton

He dejado para el final la parte de la entrevista dedicada al dibujo y técnica qué elegimos para decorar nuestras meninas. Dos párrafos separados y ficcionados.

El mastín en la paleta de Velázquez

El pintor cierra el cuadro de Las meninas por el lado derecho con Nicolasito Pertusato, en concreto con su mano. El joven es retratado molestando al perro, colocándole el pie izquierdo sobre el lomo. El perro permanece tranquilo.

En principal término está un mastín echado y junto a él Nicolasito Pertusato, pisándolo. El perro es fiero en la figura y manso en el sufrimiento; pues cuando le retrataban se quedaba inmóvil en la acción que le ponían; esta figura es obscura, y principal, y hace a la composición gran armonía.

Antonio Palomino (1724)

La menina contaba cuentos para tener a los retratados entretenidos, especialmente a los niños. Hablaba de Francisco de Aguilón, un señor belga que escribió en 1613 sobre lo que pensaban los medievales del color y cómo lo relacionaban con el día: partían del color blanco para expresar el amanecer, pasando al amarillo en el máximo esplendor solar, luego el rojo para el atardecer, el azul al oscurecer y finalmente el negro.

Ni con estas consiguió que Nicolasito dejara tranquilo al animal.

Cuando Velázquez se centró en el mastín, el perro fue al principio una mancha deforme porque quiso dar protagonismo al color, ocres y marrones, prescindiendo de líneas y formas, borrando el carácter de representación que hasta entonces había tenido el arte.

Así, de esta misma manera abstracta, empieza su trabajo Ana; con pincel, rara vez utiliza la espátula, añadiendo a veces cera a la materia colorante para hacerla más consistente y más opaca. También practica con un color base granuloso, molido a mano, por no usar la pasta lisa de los pigmentos hechos a máquina.

Ilustración: Ana Martínez

La infanta Margarita en azul

La pequeña infanta Margarita de Austria, con ocho años en 1659, le pregunta al pintor de los pintores si está guapa al ver que la dibuja recurrentemente. No le hace ninguna gracia tener que encorsetarse en ese vestido que pesaba lo suyo y bajo el cual le escondían tablillas para que estuviera derecha. Lo que si le gustaba es que fuera azul, “color de niñas” en el siglo XVII por representar el agua calmada, la serenidad. El rosa/rojizo era para los niños por ser furia, la bravura que no les permitían a ellas.

El cuadro está actualmente en el Museo de Historia del Arte de Viena. Junto a él hay otros que se enviaron antes para ir mostrando el crecimiento de la infanta como un verdadero testimonio fotográfico.

Los cuadros terminados viajaban a Viena para que Leopoldo I de Habsburgo viera como crecía su futura mujer. El matrimonio concertado pretendía apuntalar la relación de la casa Habsburgo española y la austriaca. Tuvo esta familia la suerte de que Velázquez los inmortalizara y yo pude palpar en la sala del museo el vínculo familiar con el arte.

Y con el arte vienés continúo porque dos siglos y medio después, en una rosada Villa Klimt, Emilie Flöge posa para el secesionista pintor vienés que mejor supo usar el dorado. ¡Y eso es lo que hice con mis meninas! Me aproveché de estas pinceladas culturales para dorar con purpurinas el crecimiento de la infanta en un primer borrador preparatorio, para luego azularla hasta el negro, en otro boceto.

He buscado un concepto para empezar el año: el color que está por todas partes; un discurso subjetivo por pensar que con ello el artista puede darle humanidad al mundo actual. He querido encontrar un diálogo entre meninas y exposiciones,  valiéndome de un acorde cromático vivo, una armonía análoga a la de una composición musical y como el buen arte hace volar la imaginación, y quiero dejar el 2021 y empezar el 2022 con un buen sabor de boca, aunque con todas las noticias que llegan sabemos que todo puede empeorar, pido que nos comportemos como sería debido para poder llegar al principio del final de la pesadilla pandémica.


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