Madrid alberga joyas ocultas que aguardan ser descubiertas por aquellos dispuestos a desviarse de los recorridos turísticos habituales. El Parque de El Capricho es una de estas maravillas, un espacio donde la historia, el arte y la naturaleza se entrelazan para ofrecer una experiencia única a sus visitantes. Situado en la Alameda de Osuna, este parque es menos conocido que otros espacios verdes de la capital, pero su belleza y riqueza histórica lo convierten en un destino imprescindible para quienes buscan tranquilidad y cultura.

La historia del Parque de El Capricho comienza a finales del siglo XVIII, cuando la Duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, adquirió estos terrenos con el sueño de crear un refugio de belleza y serenidad. Entre 1787 y 1839, la duquesa encargó a los artistas y jardineros más destacados de la época que dieran vida a su visión, creando un jardín que combinara estilos paisajísticos, franceses e ingleses. Tras varias décadas de esplendor, el parque cayó en el olvido, sufriendo un largo período de abandono hasta su recuperación por parte del Ayuntamiento de Madrid en la década de 1980. Hoy, este espacio no solo ha recuperado su antiguo esplendor, sino que también se ha abierto al público, permitiendo que todos disfruten de su belleza e historia.

Entre los atractivos del Parque de El Capricho, destaca su diversidad de estilos y elementos arquitectónicos y naturales. Al pasear por sus senderos, los visitantes pueden admirar:

• El Palacio: Aunque el acceso interior está restringido, la mera visión exterior del palacio evoca la elegancia y el gusto refinado de la época de la duquesa.
• El Abejero: Una construcción única destinada a la apicultura, simboliza la armonía entre el ser humano y la naturaleza.
• El Estanque de los Patos: Rodeado de vegetación, ofrece un remanso de paz y un espectáculo para los sentidos con el sonido relajante del agua y el canto de los pájaros.
• El Laberinto: Un juego paisajístico que invita a perderse entre sus caminos, simbolizando el camino de la vida con sus encrucijadas y hallazgos.
• La Ermita: Pequeña y recoleta, ofrece un espacio para la introspección y el recogimiento espiritual.
• El Bunker: Uno de los elementos más sorprendentes del parque es el búnker del Jardín Histórico, una construcción subterránea utilizada durante la Guerra Civil Española. Su visita, que requiere reserva previa, no solo es un viaje al pasado, sino también un recordatorio de la importancia de la paz y la preservación de la memoria histórica.

Llegar al Parque de El Capricho es sencillo. Situado en la zona noreste de Madrid, se puede acceder en metro (estación El Capricho, línea 5) o en autobús. El parque tiene un horario de apertura específico, principalmente durante los fines de semana y festivos, por lo que es recomendable consultar los horarios actualizados antes de planificar la visita. La entrada es gratuita, pero el acceso al búnker requiere de una reserva previa y está sujeto a disponibilidad.

Con respecto a la visita al búnker, además de la reserva previa (también gratuita) hay que tener en cuenta que se trata de una visita guiada que no es accesible (hay una empinada escalera para poder acceder) y puede llegar a ser un poco claustrofóbica para determinadas personas.

Con el fin de preservar y respetar el espacio al máximo, no está permitido acceder al parque con comida o pelotas.

El Parque de El Capricho es más que un espacio verde en la ciudad; es un testimonio del gusto artístico y la sensibilidad de una época, un lugar donde cada rincón cuenta una historia, cada estatua y cada edificación tiene un propósito y un significado. Visitar este parque es realizar un viaje en el tiempo, es descubrir la historia de Madrid desde una perspectiva diferente, es entender que la belleza y la paz pueden encontrarse en los detalles más pequeños y en los gestos más sutiles de la naturaleza y el arte humano.

El Parque de El Capricho ofrece una experiencia única, donde la historia, el arte y la naturaleza se unen para crear un oasis de tranquilidad y belleza en medio de la vibrante ciudad de Madrid. Es un lugar que invita a la reflexión, al descanso y al disfrute de la belleza en su forma más pura. Un capricho, en el sentido más noble de la palabra, que todos deberían permitirse explorar.