En la bulliciosa Madrid, cada rincón tiene su historia y sus secretos, pero pocos lugares pueden presumir de ser un remanso de paz y cultura como el Jardín del Príncipe de Anglona. Situado en el número 6 de la Plaza de la Paja, en el emblemático barrio de La Latina, este jardín es una joya del siglo XVIII que ofrece a sus visitantes mucho más que un simple espacio verde.
La historia del Jardín del Príncipe de Anglona está íntimamente ligada a la del palacio homónimo, construido en torno a 1530 como residencia de Francisco de Vargas, consejero de los Reyes Católicos y de Carlos I. A lo largo de los siglos, este espacio ha visto pasar desde la nobleza hasta convertirse en un enclave público, manteniendo su esencia y transformándose para adaptarse a las necesidades de cada época.
El diseño actual del jardín se remonta al siglo XVIII, obra de Nicolas Chalmandrier, quien concibió este espacio como un área de recreo neoclásica, incorporando elementos típicos de los jardines hispano-árabes. A principios del siglo XX, el jardín y el palacio experimentaron una transformación, y tras años de abandono, en 1978 pasaron a manos del Ayuntamiento de Madrid, que emprendió un proceso de reconstrucción culminado en 2002, cuando el jardín se abrió al público.
El Jardín del Príncipe de Anglona no es solo un área verde; es una cápsula del tiempo que refleja la evolución de Madrid desde sus días como propiedad de la nobleza hasta su papel actual como punto de encuentro para los vecinos y visitantes de la ciudad. Lo que hace especial a este lugar es su diseño neoclásico, uno de los pocos ejemplos de este estilo que se conservan en Madrid, manteniendo elementos originales como la escalinata, el pórtico y la fuente.
Este jardín es testimonio del esfuerzo conjunto entre instituciones públicas y la ciudadanía para su conservación, permitiendo que siga siendo un espacio vivo y acogedor. Además, Anglona se ha convertido en un escenario para eventos culturales como festivales de música, teatro al aire libre y exposiciones temporales, enriqueciendo la oferta cultural de la ciudad.
Visitar el Jardín del Príncipe de Anglona es sumergirse en la historia de Madrid, recorrer un camino trazado por historias y leyendas que han calado en el imaginario de la ciudad. Cada paso por sus senderos adoquinados, cada pausa bajo la sombra de sus árboles centenarios, es una invitación a reflexionar sobre la armonía entre el pasado y el presente, y el valor incalculable de los espacios verdes en la urbe.
La experiencia en el jardín se enriquece si se visita a primera hora de la mañana, cuando la tranquilidad es máxima y la luz ideal para la fotografía. A lo largo del día, es común encontrar personas relajándose con un libro, parejas paseando, aficionados a la botánica o grupos de amigos disfrutando de la belleza y la paz que ofrece este lugar.
¿Por qué visitar el Jardín del Príncipe de Anglona? Porque es más que un parque. Es un pedazo de historia viva, un punto de encuentro entre naturaleza, cultura y tranquilidad en medio del ajetreo de Madrid. Un lugar donde el pasado dialoga con el presente, ofreciendo a cada visitante una experiencia única y enriquecedora. No es solo un jardín, es un legado histórico a cielo abierto, un remanso de cultura y tranquilidad que espera ser descubierto.
La entrada es gratuita y abre todos los días desde las diez de la mañana hasta el anochecer (las seis y media de la tarde entre octubre y febrero, y las diez de la noche el resto del año).