Lavar, marcar y enterrar

¡Nunca habíamos acudido a una peluquería tan entretenida y tan macabra a la vez!

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Hace unos días, estuvimos en el estreno del nuevo musical del Teatro Lara de Madrid: Lavar, marcar y enterrar. De primeras, el título ya no deja indiferente a nadie, puesto que, dicho así, una peluquería al uso no parece. Acudir a un estreno siempre es maravilloso: se respiran en el ambiente los nervios palpables detrás de horas de trabajo y esfuerzo, se coincide con personalidades del mundo de la interpretación a las que siempre es un placer ver o tienes la suerte de escuchar a José Masegosa, director del proyecto y compositor, en su discurso inaugural, dando ánimos como uno más, tras el telón a todo su equipo de actores. También estuvo, apoyando y dando ánimos en el estreno, Juanma Pina, autor de la obra original.

Lavar, Marcar y enterrar vuelve convertido en musical, tras 6 años en cartel siendo representado como obra de texto, y habiendo sido disfrutada por más de 20.000 espectadores en el mismo Teatro Lara. Disparatado espectáculo, loco y desternillante, donde las revistas de la espera de la peluquería, los secadores y los tintes se juntan con cuchillas de afeitar demasiado afiladas, pistolas e incluso, calaveras.

Quizá por la era tecnológica en la que vivimos, estamos acostumbrados a ver shows en los que lo innovador, lo sonoro y lumínico, llevado a su versión más moderna, es lo que predomina en escena. Pues bien, disfrutar en estos tiempos, de lo conocido por musical “de toda la vida”, es una maravilla. Música, canciones que te hacen bailar en la propia silla, un elenco que con sus bailes y movimientos llena por completo el escenario, humor, picardía, romper esa cuarta pared y hacer partícipe a la audiencia de lo que pasa sobre las tablas, decorados coloridos y vívidos que te transportan a ese mismo lugar… en resumen: un placer para los sentidos.

A la cabeza y como protagonista del equipo actoral, una increíble Inma Cuevas que, a la contra de lo que cabe esperar de una cara conocida, interpretó a una peluquera que nada tenía que parecerse con papeles antes representados o con los que podríamos relacionarla: chispeante, fresca, ocupando el espacio con una naturalidad impresionante y sencillamente perfecta. Sus compañeros no se quedaban atrás ni muchísimo menos, puesto que disfrutamos de un nivel vocal digno de admirar, en coros, solistas… Bailes en grupo con muy buena coordinación y sintonía y una interpretación a la altura. Jacinto Bobo nos deleitó en su interpretación de Fer, el ayudante de la peluquería con unas necesidades un tanto peculiares, pero muy cómicas. Eva María Cortés y Sara Navacerrada hicieron las delicias de todos nuestros oídos con sus mágicas voces, mostrándonos a dos clientas del negocio, muy especiales. Alberto Sánchez, como Carmelo, Sergio Campoy, como Rolando y Antonio Villa, como Arturo, representaron fabulosamente a sus personajes y llenaron la escena con sus voces, sus coreos y sus paseos por las butacas.

Añadir que no solo el conjunto fue una delicia, sino que, tanto vestuario, como maquillaje, como peluquería estuvieron más que a la altura. Cambios vertiginosos en tiempo record, caracterización de personajes de pies a cabeza en cuestión de minutos… Impresionante. Realmente los actores que vemos en escena son la cara visible de los espectáculos, pero todo lo que se ve, si es maravilloso, solo indica que el equipo que hay detrás de esas caras conocidas es sencillamente magnífico.

Me da que repetiremos… es un musical de los que quieres volver a ver y volver a ver y volver… examinar cada detalle y salir cada vez más encantado. ¡Recomendable al 1000%! Desde aquí, enhorabuena a todos.


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