Que hoy en día, en la sociedad que vivimos, contamos con mayores libertades de expresión, es algo que todos sabemos. Pero todavía hay muchas barreras que no somos capaces de superar. Clichés que nos impiden avanzar como un todo, como una sociedad conjunta y como seres individuales.
Gorda, como reza el Diccionario de la Real Academia Española en una de sus muchas acepciones, especifica que, como adjetivo, es aquello “que tiene mucha grasa o carne, especialmente cuando su peso es excesivo con relación a su estatura”. Es decir, hablamos de una descripción física, que no por ello ha de ser despectiva, pero no llega el día en que la palabra Gorda no se pronuncie con esa intención. Gorda ha dejado de ser un adjetivo para pasar a ser un insulto, un lastre que arrastrar de forma constante… ¿Por qué? Con toda la libertad que tenemos, con la disparidad de seres humanos que hay en el mundo, ¿por qué ser gorda sigue siendo algo de lo que supuestamente avergonzarse? ¿Por qué es aquello que tanto tememos que las mujeres relacionen con cada una de nosotras? Esto es un problema… Un serio problema, no el ser gorda, el estar gorda, sino ser algo malo, alguien a quién dejar a un lado.
De todo esto, como medida ironía y un gran toque de humor, nos hablan las protagonistas de esta historia: Gordas. Un enorme par de actrices, y no por su tamaño si no por su rebosante talento, encarnan a las protagonistas de este espectáculo. Mara Jiménez y Teresa López nos enseñan qué pueden tener que ver el sexo, el mismísimo diablo, una estrella famosa de cine, los dónuts, unas monjas o el hecho de ser lesbiana. Puede que ahora no hiléis un sentido, aunque creerme que merece la pena ir a descubrirlo. Como reza la sinopsis del propio espectáculo: dos gordas que hacen de gordas, dos mujeres que son capaces de hacer cualquier cosa, porque la apariencia física no es más que un añadido a lo que cada uno puede llegar a ser.
Desgarradoras, brutales, sin tapujos y listas para chillar, para gritar y para romper con los moldes estipulados, para desajustar esos perfiles, esos cánones dentro de los que todas debemos caber. Tanto Mara como Teresa regalan una interpretación entregada y llena de energía, con una fuerza que el público es capaz de devolver a base de aplausos con una sala puesta en pie, en la que ya no cabía un alfiler.
Agradecemos el regalo que nos hacen los Teatros Luchana al disponer de este lujo entres sus espectáculos en cartel. Igualmente, ovacionar desde aquí a Carlos Mesa por su trabajo, encargado de la dramaturgia y dirección del show.
Gracias Mara. Gracias Teresa. Gracias por dar voz, gracias por poner cara, gracias por expresar eso que tanta gente no se atreve a gritar.Decir que recomendamos Gordas, es halar de más, porque suponemos que ya lo dabais por hecho, pero no sólo como método de entretenimiento, Gordas debía ser una lección a analizar, debía ser una cita obligada para todos como seres humanos.
Iglesia