Los puentes de Madison

Los puentes de Madison

Años han pasado de la publicación de la novela de Robert James Waller, en el año 1992, un best seller de lo más popular con una cantidad ingente de ventas e innumerables traducciones a otros idiomas. Después, en 1995, llegó el éxito cinematográfico de mano de Clint Eastwood, tanto en su dirección como protagonizando el film, junto a una talentosa Meryl Streep. Pues fue en 2014 cuando la novela dio el salto final para convertirse en formato musical en el propio Broadway.

Los puentes de Madison narra la historia de una joven napolitana, Francesca que tras esperar a su amado, que nunca regresó de la fatídica guerra, se casa con Bud, un hombre mayor que ella y que promete darle una vida maravillosa y tranquila en la otra punta del mundo. Dejando todos sus recuerdos atrás, sus raíces y orígenes, Francesca se embarca en ese matrimonio, del que nacen dos pequeños, Michael y Carolyn, ahora convertidos en dos adolescentes rebeldes y alocados. ¿Feliz? Quizá… ¿Tranquila? Probablemente. ¿Era la vida que ella deseaba? Sólo Francesca podría responder esa pregunta. Sus días pasan sin pena ni gloria hasta la fecha de la feria, un evento al que asisten Bud y los chicos y al que ella no se anima. Aparentemente serían 4 jornadas de relax, paseos y tiempo para ella, pero esa era la idea. Francesca no se imaginaba que entonces ocurriría algo que cambiaría para siempre su destino, su sentir y su forma de pensar. 

¿Qué hacer cuando, teniendo la vida encauzada con marido e hijos, se presenta un amor que lo arrasa todo, que profundiza en cuerpo y alma, empapando los sentidos y hace que todo sea cuestionado? ¿Continuar con lo establecido? ¿Ser egoísta y dejarlo todo en busca de la felicidad propia? 

De la mano de una arrebatadora Nina, descubrimos esta historia de pasión tan conocida, que interpreta con gran esplendor y profesionalidad a una Francesca inocente y vulnerable, entregándose con fervor a la escena y a su personaje, papel que, en su día, cobró vida en la gran pantalla de mano de Meryl Streep. Es un dato curioso ya que no es la primera vez que Nina encarna un personaje que ya hizo la conocida actriz, como sucedió hace años en el montaje de Mamma Mía. La protagonista, actúa acompañada de un gran cantante y experto del género musical, como es Gerónimo Rauch. Cuando acudimos a ver el montaje, disfrutamos de la interpretación de su cover, Carlos Solano, en el papel de Robert, ese amante fugar que tocó el corazón de la dulce Francesca. Sin desmerecer a Gerónimo, decir que Carlos estuvo soberbio, derrochando talento a cada minuto que pasaba. Ambos intérpretes llenaron el Teatro EDP Gran Vía de lujuria, pasión y deseo en una historia de amor que tuvo al público en el borde de la silla durante las dos horas y veinte de representación. 

Una puesta en escena espectacular, en la que se recrean los propios puentes incluso, gran sonoridad y efectos visuales nos hicieron degustar el montaje de lo lindo. A destacar a Alberto Negrin como director artístico del espectáculo.

Gracias a Smedia y al teatro, pudimos endulzarnos los sentidos con Los puentes de Madison nuevamente… ¡Y no echamos de menos ni a Clint Eastwood!  


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