El método Grömholm

El método Gromholm. Foto: Mikel Masa

Que las entrevistas de trabajo nos ponen nerviosos y pueden sacar de uno lo mejor y lo peor no es nada nuevo, de hecho, es un mal trago para el que realmente hay que estar preparado de antemano. Pero la situación se agrava si el puesto es de alto rango y la competencia muy eficiente, ahí es cuando surgen las flaquezas, afloran los puntos débiles y a todos nos sudan las manos. Aunque… Vamos a complicarlo algo más… Cargo importante al que optar en una prestigiosa multinacional de renombre, salario desorbitado, contrincantes muy válidos, última fase de la selección y… Encima habrán de juzgarse entre ellos. Una oportunidad única de la que todos querrían salir airosos…

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Esto sucede en El Método Grönholm, una chispeante y desternillante obra de teatro en la que cualquier locura podría suceder en el despacho de entrevistas. Una comedia de Jordi Galcerán, dirigida con gran acierto por Tamzin Towsend, en su tercera temporada de éxito en el Teatro Alcázar de Madrid.

La actitud, la carencia de escrúpulos, la habilidad y la inteligencia de cada uno de los personajes determinará a cuál se le otorgará tan ansiado cargo. Un reparto brillante para un texto de dulce: Luis Merlo que da vida a un despiadado Fernando, con una interpretación digna de su trayectoria, espléndida, en la que paladear lentamente cada uno de sus matices; un sorprendente Ismael Martínez que, personalmente me dejó con la boca abierta, con un desarrollo actoral impresionante, dando vida a Enrique; Marta Belenguer como Mercedes, agregando el toque femenino y sensible a la comedia, demostrando su enorme valía en cada frase del guión; y Eleazar Ortiz en el papel de Carlos, mostrando su indiscutible aplomo y saber estar en escena. Sin duda una elección actoral acertadísima.

Es muy sabido que, a veces, la realidad siempre supera la ficción e, investigando sobre la creación de esta obra, hemos descubierto que, en un inicio, se basó en anécdotas reales, ya que un periodista se encontró en una papelera fichas de aspirantes reales a un trabajo en un supermercado. Lo llamativo de este hecho, fueron los comentarios subjetivos del entrevistador acerca de las candidatas, que como todos nos podemos imaginar, no eran precisamente amistosos ni agradables. Ante una situación de necesidad por un puesto de trabajo, ¿que estaríamos dispuestos a hacer por conseguirlo? ¿Cómo de difícil nos lo pondría la persona que nos lo está ofreciendo? Cada vez son más y más locos los procesos de selección a los que equipos de psicólogos de las distintas empresas nos someten y a los que nosotros accedemos: sesiones grupales, juegos con piezas de Lego, supuestas situaciones de emergencias o crisis de salud, bailes a modo de robot futurista, infiltrados, acrobacias como hacer el pino o asombrosos juegos on line. Por sorprendente que parezca, ninguno de estos ejemplos son productos de la ficción, de hecho, algunos de ellos los he vivido yo en primera persona, aunque no desvelaré cuáles son. 

Si ejemplos así son ciertos, qué no podremos ver sobre el escenario del Teatro Alcázar, en esta comedia que, llena de giros es un sinfín de risas y carcajadas. Todo puede pasar en una entrevista así, pero lo mejor, que no os siga contando más, mejor ir y disfrutarla, porque realmente merece la pena, tanto por el texto, como el reparto, así como por el teatro y su personal. 

¡Recomendable 100%!


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