El inconveniente

Contaros que comprarse un piso es una ardua y engorrosa tarea, no es nada nuevo. Decir que para el que lo vende tampoco es fácil, ya se sabe… Muchos recuerdos, mucho que callar entre esas paredes… Pues la cosa se complica aún más cuando dicho trámite se hace para solventar distintas dificultades, ya sean una inversión en el comprador o una vía de escape económica en el vendedor. Me explicaré… ¿Compraríais un apartamento con nuda propiedad? Un inmuebles del que sólo y únicamente podréis disfrutar cuando el anterior propietario o propietaria haya fallecido, pudiendo pasar allí sus últimos años de vida, en tu nueva casa. Aparentemente no se trata de la más idílica de las cuestiones, salvo excepciones…

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El inconveniente. Foto: Sergio Parra

Siempre que visito un patio de butacas y admiro su aroma de nervios cargados tras el telón, el murmullo expectante del público que aguarda el inicio de la función o la cortesía y disciplina del personal de sala, salgo con una sonrisa del recinto. Sin embargo, hay montajes especiales que me hacen vibrar y disfrutar del teatro como si acudiese por primera vez en mi vida. Eso es lo que me ha sucedido al exprimir esta representación teatral de la que vengo a hablaros. El inconveniente narra la historia de Lola, una mujer con de salud delicada, que fuma cuanto quiere y bebe cuanto puede. Por asuntos diversos, decide poner en venta su casa y así poder obtener la liquidez necesaria para vivir al máximo cada momento que reste de su existencia, con la condición de poder residir en el apartamento hasta el mismo instante de su fallecimiento. Luís, que será el comprador, aprovechará la ganga que se le pone ante sus ojos, adquiriendo así un departamento de lo más económico, con grandes condiciones y una inversión a largo plazo. Concretamente y según lo planeado, tardará dos años en obtener el uso y disfrute íntegro del inmueble. Gracias a una simpatiquísima agente inmobiliaria, o no, llevará a cabo las gestiones necesarias para efectuar la compra del mismo.

Lola, sin duda alguna, no podría haber estado interpretada por otra persona que no fuera la brillante Kiti Mánver, con una puesta en escena más espléndida si cabe y una presencia sobre las tablas deliciosa… Cualquiera sería capaz de afirmar que se situaba ante el salón de su propia casa si no supiera que se encuentra en el teatro. Claro que cómo no encarnar a Lola, si ya lo hizo en la gran pantalla, protagonizando el montaje de mismo título, estrenado el año 2020 junto a Juana Acosta. Claro que para poder deslumbrar como lo hace, como en todo buen baile, se necesita un gran acompañante y la actriz no ha podido tener mejor aliado: Cristóbal Suárez, actor consagrado de reconocida trayectoria, da vida a Luis, con una impecable y fabulosa interpretación, ese inversor ocupado, puntual, correcto y con permanente y ligero dolor de cabeza. Pero, por favor, no olvidemos a un personaje fresco y desternillante, esa agente inmobiliaria con pocas dotes en ventas, encarnada por Marta Velilla, todo un descubrimiento de lo más divertido, maravillosa en su paso por la escena.

El inconveniente. Foto: Sergio Parra

Una vez, una persona a la que admiro mucho me habló de una frase hecha que me dio muchísimo que pensar: «si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes». ¡Y qué gran verdad! Esto no lo pensó Luís al adquirir ese pisito con bicho… quizá ese inconveniente con el que lo compró, poco a poco pasó a ser de lo más conveniente.

Dinámica, entretenida, divertida, fresca y chispeante… El inconveniente cobrará vida en el Teatro Pavón sólo hasta el 9 de julio y… creedme cuando os digo que nadie en este mundo debería perdérsela. 

Sencillamente espléndida.


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