Un secreto a voces en los Luchana

Un secreto es aquello que cuidadosamente se tiene reservado y oculto o que solamente es conocido por un número limitado de personas ya que pertenece a un dominio impenetrable. Pero un secreto también es eso que todos quieren descubrir porque nos encanta lo prohibido, lo escondido o lo que no se puede saber. Es por eso que, en algunas ocasiones, estos misterios se convierten en secretos a voces, ya que no todos somos capaces de mantener “eso” en la intimidad, de hecho, es bastante difícil. Requiere de lealtad y mucho autocontrol, algo que no todos poseemos. Si bien es cierto que se dice que lo que vivimos, si no tenemos con quien compartirlo, no sabe igual. ¿Tomaremos la misma estrategia para esto? ¿Son más interesantes si difundimos los secretos que hemos de callar?

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Foto: Mikel MASA

Un secreto a voces es precisamente el título del espectáculo teatral que traigo hoy. Una comedia desternillante de principio a fin que trae las más alocadas vivencias de unos amigos que sufren el trastorno ocasionado por la pandemia. Poco se habla ya de restricciones, de mascarillas y de cómo se vivieron los reencuentros, pero los protagonistas de esta historia están aún ubicados en ese espacio temporal. Tras toda esta vorágine, por fin pueden verse, tocarse, aunque poco y, sobre todo contarse… ¡O no! Ya que serán más de uno los secretos que envuelvan esta hilarante aventura junto a los malos entendidos que la endulzan.

Una pareja, formada por el conocido actor de musicales y televisión Pablo Puyol, espectacular en su interpretación de novio desconcertado y cantarín, y la divertidísima Virginia Muñoz, protagonista de otras comedias teatrales de la cartelera madrileña, entre otras. Ambos, con sus manías y sus costumbres, reciben la vista de un buen amigo, que acude tanto por el cumpleaños de esta, como por un paquetito que está esperando. A ver… un paquete que es suyo y se lo envía a sí mismo, allí, a casa de sus amigos, por… Una buena razón. Miguel Ángel Martín, que es el responsable de dicho jaleo, nos deleita con su brillante puesta en escena, su saber estar y su tronchante papel que pone la guinda a un reparto impecable. Ya de por sí, la situación está un poco retorcida… ¿Y si le sumamos un nuevo factor desencadenante? ¿Qué tal una amiga un tanto estridente que se deja llevar por sus emociones y que, debido a lo que ella entiende sobre un asunto, colapsa por completo? Noemí Ruíz arrasa en el escenario con un desarrollo actoral fabuloso, encarnando a esta amiga y compañera de trabajo que llenará de carcajadas el patio de butacas.

Foto: Mikel MASA

Risas, misterio, risas, cuestiones que no son bien comprendidas, más risas… Ingredientes perfectos para un resultado de lo más sonoro. Álvaro Carrero sigue haciendo disfrutar al público esta vez desde la dirección del show, demostrando su valía y el perfecto éxito obtenido. Los Teatros Luchana acogen este espectáculo tan sólo hasta el 27 de agosto. Una propuesta acertadísima para cualquier ocasión… ¡Incluso para librarse del calor! Eso sí, aviso que salí con dolor en la cara de tanto reírme. Un absoluto 10.

Foto: Mikel MASA

Marcando una excepción en mis publicaciones, quisiera adjuntar un añadido como matiz personal que creo que, por desgracia, es un mal de lo más generalizado. Desde mi humilde posición, hago un discreto llamamiento: Por favor… ¡Apaguen los teléfonos móviles en el teatro! Apagado, silenciado, modo avión… Hay diferentes combinaciones posibles y, todas ellas llevan a la misma conclusión: que el móvil no sonará durante la representación teatral. Es de lo más desagradable sufrir distracciones cuando algo te interesa. En tantísimos espectáculos como he visitado, en funciones que he representado o protagonizado, comentarios que me han hecho llegar… Todos tienen un denominador común y es ese estridente tono de llamada de alguno o alguna de los asistentes que, por errores de la vida, ha descuidado el volumen de este. Por favor, ruego encarecidamente que todos, cada uno a nivel personal, nos ocupemos de nuestros teléfonos. No es plato de gusto para el artista tener que oírlo, no es agradable para el público el móvil de otra persona en medio del show por el que ha pagado una entrada, no es un placer para el personal de sala al que instantáneamente le saltan las alarmas, no es respetuoso, no es correcto… No es justo.

Salvando esa desconocida obviedad… Seguid acudiendo al teatro siempre, por favor.


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