Empezando por el principio aclararé lo que es una fiesta. Según el diccionario de Oxford Languages, se trata de una reunión de personas en un lugar para divertirse o celebrar un acontecimiento y en la que se suele bailar, comer, etc. Desde luego, son muchísimas más las cosas que se pueden hacer en un evento como ese aparte de bailar y comer, porque rara es la quedada de estas características en las que falta la cerveza, el vino o un gran conjunto de bebidas espirituosas, entre otras cosas. Si nos vamos al diccionario de la Real Academia Española, encontraremos las siguientes acepciones: acto o conjunto de actos organizados para la diversión o disfrute de una colectividad, reunión de gente para celebrar algo o divertirse o diversión o regocijo. Dicho lo cual, se deduce que a una fiesta uno va a pasarlo bien, sin duda alguna.
Con todos los ingredientes del cóctel que conforman un buen festejo, nos encontramos en el desternillante espectáculo del cómico barcelonés David Guapo. Tuvimos el placer de asistir a su ya conocido Que no nos frunjan la fiesta, un show divertidísimo cargado de chistes, humor, anécdotas y un poquito de crítica hacia el público con el mejor de los gustos. Bien es sabido que la puntualidad ya no es tan estricta en los eventos teatrales ya que, aunque se especifica que no se permitirá el acceso al público una vez comenzada la función, en realidad no es así. Muchos son los artistas que sufren los ruidos y distracciones que se provocan con las llegadas tardías de los asistentes o los infernales móviles que siempre suenan, porque es que siempre suenan. El monologuista, con un absoluto derroche de talento, comicidad y sentido común, ponía el punto de atención a este tipo de cuestiones provocando las sonoras carcajadas en todo el patio de butacas. Y, si bien es cierto que era desde el humor, el mensaje queda ahí y, tan solo por la vergüenza que el espectador sufre al ser el foco de atención, esperemos que cale en lo más hondo de sus seres, ya que sería maravilloso. Por esta razón, desde aquí, mi enhorabuena a David Guapo, por saber decir jocosamente algo que todos los demás quisiéramos poder gritar.
Pocos se mantienen en la ignorancia sobre el término frunjir, inventado por el artista. Una palabra que viene a sustituir a otra bastante más mal sonante para todos los públicos, concretamente los menores de edad. Su significado podría determinarse como mantener relaciones íntimas con otras personas. Y ¿por qué crear otra denominación para algo que ya existe? David Guapo evita la censura de sus shows y ha generado su propia esencia en los monólogos con eso de frunjir.
Él, el escenario y su guitarra fueron capaces de llenar las tablas del inmenso teatro Caixabank Príncipe Pío de arte, gusto y saber hacer. Humor, música, improvisación… Deleitando con un trato exquisito a su público, nos regaló la mejor de las atenciones a todos, manteniéndose en escena para que todo aquel que quisiera se llevase un selfie con él como recuerdo del evento. Uno de los más grandes monologuistas reconocidos en todo el panorama español que ya ha reunido a más de 500.000 espectadores en esta nueva temporada de su Que no nos frunjan la fiesta y que permanecerá en el teatro madrileño hasta mediados de diciembre de este año.
¿Hay mejor plan de sábado que echarse unas risas con David Guapo? Creo que no.