A nadie le amarga una buena comedia romántica, por duros que aparentemos ser y, mucho menos, si acaba con un final feliz que humedece el ojo hasta sonreír como embobados pronunciando la típica frase: ¡Qué bonito! Dos pablaras que, como poco, definen objetivamente el espectáculo que hoy nos reúne aquí. Risas, amor, éxito y talento son unos pocos de los tantos ingredientes que conforman un musical que está arrasando en la Gran Vía madrileña.
Pretty Woman aterriza por primera vez en España para triunfar por donde pise. Todos conocemos la dulce historia de amor que protagonizaron unos jovencísimos Richard Gere y Julia Roberts en la gran pantalla allá por el año 1990… Y si no es así, ya os cuento yo: una mujer que trabaja haciendo una compañía especial a ciertos hombres que puedan pagarlo, por decirlo de una forma sutil, y un empresario, un tiburón de los negocios sin escrúpulos que saca beneficio de aquellas empresas que peor situación económica tienen. Ambos unidos durante una semana. Como es de suponer, siendo tan diferentes, los dos se regalarán diferentes puntos de vista, distintas formas de sentir la vida y nada volverá a ser igual en sus existencias.
Vivian, interpretada por la impecable y talentosa Cristina Llorente, es esa muchacha cargada de sueños sin cumplir que por cuestiones de la vida acaba haciendo la calle, como se suele decir en un argot más coloquial, junto a su buena amiga Kit De Luca, a quien da vida Erika Bleda con humor y una voz prodigiosa que llenaba hasta el más mínimo rincón del patio de butacas. Juntas, intentan resolver sus asfixias económicas buscando al mejor cliente una noche como otra cualquiera. Sin saberlo, Vivian ofrece sus servicios al hombre que llenará su alma de sentimientos y su corazón de amor: el apuesto Edward Lewis, encarnado con delicada elegancia y buen gusto por el actor Roger Berruezo. Entre los protagonistas se despertarán un tornado de emociones, según se suceden los acontecimientos que, irremediablemente, harán que sus vidas cambien para siempre.
Quería hacer una mención especial a una serie de personajes sin los que, al menos yo lo creo así, esta bonita historia no sería lo mismo. Rubén Yuste dará buena cuenta a los espectadores del impoluto trabajo que hace sobre las tablas con el desarrollo de Happy Man, Señor Thompson. o el Señor Hollister. Tampoco queda atrás el abogado de Edward, Phillip Stukey, que siempre vigila sus negocios y le cubre las espaldas, llevado a la escena por el magnífico Javier Ibarz; el pobre empresario al que quieren despedazar su negocio para enriquecerse, el señor David Morse, interpretado con genialidad por Sergio Escribano; o el divertidísimo botones, Giulio, en proceso de aprendizaje, que provocó las mayores carcajadas de todo el teatro con su hilarante espectáculo: el delicioso Natán Segado.
Un musical que derrocha energía, que mantiene la atención del público a cada minuto, que embriaga los sentidos y arrasa un teatro como es el Rialto, llenándolo con su magia y su fabuloso trabajo. Chispa, emoción, calidad vocal bellísima, coordinación fabulosa en las coreografías y puesta en escena sensacional dan a Pretty Woman la categoría de ser una de las mejores opciones de la cartelera teatral madrileña, sin duda alguna. Funciones confirmadas hasta primeros de diciembre, no son tantas funciones… No se debería dejar escapar una oportunidad como ésta para disfrutar.
Santo Domingo