Que Dios nos pille confesados

El título de esta nueva reseña os puede resultar conocido, ya que tratamos la popular expresión coloquial, la cual denota un peligro o gravedad por algo que se aproxima de forma inminente. Cierto es el carácter religioso de la misma, puesto que viene a significar que, si algo malo sucediera, deberíamos estar libres de pecado, mediante confesión, para que nuestra alma vaya directamente al paraíso en caso de morir en el intento. Y Amén.

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Que Dios nos pille confesados es una disparatada e hilarante comedia de enredo en la que se monta el cirio más grande posible, podéis estar seguros. Escrita por Alberto Papa-Fragomen y Rodrigo Sopeña, este entretenidísimo montaje narra las idas y venidas de unos ladrones, muy poco convencionales, y que serán motivo de las más sonoras carcajadas. La música de Tuti Fernández y la escenografía de Asier Sancho, ponen la guinda a un pastel que nadie debería dejar de probar.

Una marquesa colmada de riquezas de goloso valor, interpretada por la elegante Esther del Prado, tiene a bien llamar al padre Beltrán, con el fin de que este acuda a su domicilio con el famoso cirio que bendecirá y protegerá su hogar, puesto que en él hay joyas, cofres y un cuadro valiosísimo del siglo XVII. Del mismo modo, un cualificado inspector de policía, a quien da vida el divertidísimo actor Santiago Urrialde, verificará que la estancia es lo más segura posible, para tranquilidad de Pilar, la marquesa. Claro que ambos no son los únicos hombres que acudirán a la cita. Un problema de cañerías hará que un simpático y curioso fontanero tenga que hacer una visita. Floren, que así se llama, encarnado por un chispeante y entrañable Javier Losán, hará una detallada búsqueda del problema de aguas… Y de otras cosas. El padre Beltrán será el primero en agudizar los sentidos y sospechar del simpático trabajador, ya que tiene la certeza de que allí se cometerá un robo. Pero quizá este sacerdote nos dé más de una sorpresa, personaje llevado a la ficción gracias al trabajo del conocidísimo y talentoso Josema Yuste, que no solo protagoniza el espectáculo, sino que también hace las veces de director en este montaje, aportando su firma personal y su esencia a este show.

Foto: Mikel MASA

Con gran cantidad de funciones venideras en las que han colgado ya el cartel de localidades agotadas, el Teatro Muñoz Seca de Madrid alberga este sonoro éxito que, todo apunta, a que dará mucho que hablar, viendo la expectación obtenida hasta ahora. Ochenta y cinco minutos animadísimos en los que, la banda sonora, serán las incontables carcajadas de un público fiel al humor de Josema Yuste, que retoma ápices de sus trabajos anteriores y que nunca le falla.

Abundantes objetos de valor, robos fallidos y otros con más acierto, picaresca, enredo, amor y desamor, policías, engaño… Muchos son los elementos que hacen que visitar este Que Dios nos pille confesados sean sinónimo de una tarde estupenda.


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