El Siglo de Oro fue originado en Italia y, más tarde, fue expandiéndose por Europa, principalmente por el sector occidental. Desde el siglo XVI, durante el Renacimiento, hasta el siglo XVII con el Barroco, este periodo fue una de las etapas más brillantes y gloriosas de la literatura española, en la que se vivió su mayor apogeo y desarrollo. Si nos centramos en los sucesos que marcaron su inicio y su final en España, abarca desde la publicación de la Gramática castellana de Nebrija, en el año 1492, hasta la muerte de Calderón de la Barca, en el 1681. Fue entonces, en el mencionado tiempo, cuando floreció el pensamiento, el arte y las letras de nuestro país, coincidiendo con el auge político y militar del propio Imperio de la Casa de Trastámara y de la Casa de Austria. Y muchos son los autores que sobresalieron en el Siglo de Oro, pero algunos de los más señalados a mencionar son Miguel de Cervantes, Francisco Gómez de Quevedo, Lope de Vega, Tirso de Molina o la mismísima Santa Teresa de Jesús.
Pero, ¿a qué tanta verborrea e ingente cantidad de conceptos? Precisamente a que una buena dosis de cultura chispeante es con lo que nos deleitan en el montaje del que hoy vengo a tratar.
La compañía Timaginas Teatro acerca, con su cuidada escenografía y sus exquisitas rimas, un tiempo que marcó un antes y un después en el enriquecimiento cultural, no sólo de España, sino del mundo entero, a través del humor más actualizado, hilarante y descontextualizado de esa época, creando así una conjugación artística brillante que encandila a todos los asistentes. Risas, aplausos, vítores y gente en pie respaldan el trabajo bien hecho de un conjunto artístico que empasta a la perfección.
Los profesionales que encabezan este proyecto y dan vida a los personajes más remarcados de este Siglo, derrochan talento a cada segundo, mostrando su valía y su saber estar sobre las tablas. Sin duda un acierto acudir a su espectáculo. Ellos son Lucía Jerez Rodríguez, fascinante en su papel estelar como la Infanta Margarita en el cuadro de las Meninas; Andreas Trujillo, abrumador dando vida a Góngora y a los histriónicos participantes del loco casting; Armando Jerez¸ absolutamente sensacional en cualquiera de sus intervenciones, ya sea como Velázquez, Quevedo o Aitor, el hetero vasco; y, por supuesto, María Rodríguez Ortega, indiscutible directora con un trabajo fantástico.
Con bloques definidos y una estructura artística establecida, avanzamos por la historia descubriendo desde los secretos más interesantes de las Meninas de Velázquez, a los insultos más estridentes de un bebedor como Quevedo y el acento y dialéctica de Góngora o un casting muy peculiar y desquiciante. Todo, enmarcado en el contexto más descabellado e imposible pero, por supuesto, el más divertido.
Talento, sabiduría, comicidad o una cuidada puesta en escena, son algunos de los ingredientes de este cóctel explosivo del que todos quieren probar. El Teatro Arlequín Gran Vía será el hogar de esta compañía que acaba de renovar por una nueva temporada. Ocasiones tenéis de visitarlos, yo de vosotros… ¡No me lo perdería!
Santo Domingo