Por Violeta Salvador. Relato seleccionado para el lunes, 11 de mayo de 2020, en el I Concurso de Microrrelatos «Hoy Madrid». Foto de Fede Casanova en Unsplash.
Como cada tarde, desde que se mudó hace treinta años a aquel piso en Lavapiés, toca la trompeta en su pequeño salón. Cuando hace buen tiempo abre los ventanales del balcón y, desde el quince de marzo, sus vecinos aplauden a las ocho, todos los días. Manuel sabe que los aplausos no son para él, pero sonríe e improvisa una reverencia cuando su nieta Elisa le saluda desde el otro lado de la calle.
Elisa piensa que todo el mundo quiere que su abuelo toque la trompeta, y aplaude, emocionada, con sus manitas desacompasadas. Sus pequeñas facciones dibujan maravillosas muecas de asombro, y, como si fuera la primera vez, tira de la mano de sus padres para que también ellos escuchen con atención. Durante los pocos minutos que dura la canción, la distancia entre balcones se acorta, y Manuel y Elisa tocan juntos la misma melodía. Ella ya sabe que de mayor será trompetista, o eso le dice cuando hablan por teléfono.
Pero lo que no sabe es que Manuel toca, siempre, para Elisa.