Charlie y la fábrica de chocolate

Charlie y la fábrica de chocolate

A nadie le amarga un dulce, y eso es así. Por tanto, visitar una fábrica entera llena de ellos y de chocolate tenía que ser una experiencia fabulosa, o al menos, esa era nuestra expectativa. Pues la realidad superó nuestra ficción con creces. Charlie y la fábrica de chocolate, el musical es una producción asombrosa, llena de colores e intensidad llevada a cabo por Let´s go en el Espacio Ibercaja Delicias. Sin necesidad de conseguir el ansiado billete dorado, todo aquel que lo desee, podrá conocer las instalaciones de la misteriosa fábrica del señor Willy Wonka, que aseguramos que no deja indiferente a nadie.

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Ya la entrada nos llamó la atención, con la ambientación y el decorado tan cuidado y tan meticuloso, sin olvidar la genialidad que brinda el espacio, ya que pudimos disfrutar del show comiendo y bebiendo a placer, gracias al servicio de bar y cafetería con el que cuentan. Niños y más niños, atentos y expectantes llenaban las butacas de ese renovado espacio, con una nueva vida. Los primeros acordes musicales ya nos engancharon a la conocida historia, bien con nuevos matices. Unos decorados asombrosos que llenaban el escenario, que nos transportaban a la fábrica y a todos los sucesos que allí se cuentan, como las peripecias de esos niños que se meten en líos uno tras otro. Inmensos, abrumadores y fabulosos, nos dejaron con la boca abierta, pues las recreaciones son de lo más fieles y cuidadas. Sólo por la escenografía, ya nos mereció muchísimo la pena asistir. Pero la maravilla no acababa ahí: habilidosos músicos hicieron las delicias sonoras de los allí presentes, quizá por ello el lugar tiene el nombre que tiene, y permitidme el símil. Técnicos de iluminación y sonido de lo más profesional, así como el personal de sala y restauración acompañaban al nivel del evento. Pero… ¿y qué decir de la calidad de los intérpretes? Cuerpo de baile, canciones y escenas, todo ello defendido con una profesionalidad fabulosa. 

Todos conocemos la historia: Charlie Bucket, ese niño humilde y bonachón que sólo desea lo mejor para su familia… y chocolate. Un aclamado concurso mundial reunirá a 5 niños de cualquier parte del mundo para visitar la misteriosa fábrica de chocolate del señor Willy Wonka y recibir un premio de ensueño. Esta historia fue escrita por Roald Dahl y adaptada más tarde al cine, con el título de “Un mundo de fantasía”, en 1971. Más tarde, sería el famoso Tim Burton, el que daría rienda suelta a su imaginación en una nueva versión, en el año 2005, protagonizada por el maravilloso Johnny Deep. Pese a esos grandes renombres del cine, que quizá puedan suponer un listón alto y una presión añadida, los intérpretes de esta versión musical, no tienen absolutamente nada que envidiarles: acudimos deseando ver al mítico Edu Soto y, sin embargo, pudimos disfrutar de un bravísimo e ingenioso Víctor Massan encarnando al querido Willy Wonka, que nos dejó sin habla con su voz. Un dulce y tierno Rafa Mata dio vida al pequeño Charlie. El reparto no pudo estar más acertado, todos y cada uno de ellos fueron brillantes en su puesta en escena: desde el abuelo Joe con Esteban Óliver; los Gloop con Guillermo de Quinto y Malia Conde; los Salt con Víctor Díaz y Marta Melchiorre; Juan Dos Santos y Nicole Quiala encarnando a los Bauregarde; y sin olvidar a la familia Teavee, contando con una Begoña Álvarez de lo más divertida y un asombroso Álex Arce. 

Charlie y la fábrica de Chocolate. Foto: Mikel Masa

Todos los actores que pisaron el escenario del Espacio Delicias merecen una mención especial por su trabajo en el musical, pero añadiré que, en conjunto, el resultado es asombroso, con un final que toca el alma y te deja con un gran sabor de boca para el resto del día.


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