Para hacerse el tonto hay que ser muy listo, muy perspicaz y hábil, si la idea es que no parezca un burdo intento, sino algo real y muy cierto. Pues sabiendo esto, y pese al título que reza el espectáculo del que vengo a hablaros, de ignorantes los miembros de este equipo no tienen nada. El ya clásico programa de televisión Ilustres Ignorantes, reconvertido a formato teatral, sigue siendo motivo de sonoras carcajadas y llenos sobresalientes.
Con una escenografía mucho más minimalista de lo que estamos acostumbrados a ver para el show mediático, el Teatro Alcázar de Madrid acoge en una cita mensual a los protagonistas de esta historia: un alocado y chispeante Javier Coronas, que hizo como es habitual, las veces de presentador del evento y de director del mismo, con grandes dosis de humor y delirio; el ingenioso y genuino miembro del dúo cómico Faemino y Cansado, el señor Javier Cansado, el muy hábil contador de historias peculiares con un final poco apoteósico; y un picantón, estridente y fabuloso Pepe Colubi, que ponía el toque perturbador a la noche, pero no menos divertido.
Ya son diez temporadas las que llevamos disfrutando de estos Ilustres Ignorantes y la guinda del pastel la pone el elemento sorpresa, puesto que cada día, un nuevo invitado tiene el honor de acudir a la cita y divagar junto a estos míticos y grandes de la comedia. En este caso, pudimos paladear la colaboración de un fresco y joven Alberto Casado, que aportaba nuevos aires milenials de lo más divertidos a este humor clásico.
Al asistir a un espectáculo en un teatro de la envergadura del Alcázar en Madrid, esperamos guiones muy trabajados, efectos sonoros y lumínicos inmensos, etcétera. Pues bien, si eso es lo que buscáis, este no es el lugar. Aquí sólo cabe la improvisación, el mínimo guión, por ejemplo, escrito en una minúscula hoja de papel y dobladísima por el mismo Javier Coronas, debates y conversaciones absurdas y sin elocuencia alguna o incluso un descanso… para los profesionales… ¡Ah!, ¿qué pensabais que era para el público? ¡No! Serán ellos los que hagan un parón con mucho estilo, para refrescar sus gargantas con un buen copazo… ¡Todo un espectáculo! Y lo mejor, que dentro de tantísima locura, vemos unos intérpretes asombrosos con una inteligencia abrumadora y una cordura espléndida.
Sólo esos raros ingredientes son los adecuados para conseguir eso de lo que hablaba al principio: la capacidad de que lo medido parezca hecho sobre la marcha, junto a innumerables dosis de humor y disparate. Sin duda un acierto pleno para una noche cualquiera de viernes. De momento, su última fecha programada es el 23 de junio de este año, quizá la cosa se alargue o quizá finalicé ahí, sólo el tiempo lo dirá pero, mientras tanto, no perdería ninguna ocasión de asistir al show… ¡Y ya tienen entradas vendidas para junio!
Sevilla