La madre que me parió

La madre que me parió

¡Las bodas! Esos encuentros de ensueño, como en las películas, donde vence el amor, donde la magia y los sueños se hacen realidad, donde todo es alegría, ilusión y buenas vibraciones… ¡O no! O eso lo vemos en las películas de comedia románticas y en algunos cuentos de Disney, en las ceremonias a las que acuden grandes personalidades de la realeza, hadas y animalillos del campo, pero nada más. No nos engañemos, en la vida real hay tantísimas variables que pueden torcer un idílico enlace… algún familiar borracho, algo del menú que sale mal o, por qué no, que la novia, una vez que ha dado el sí quiero, se arrepienta soberanamente porque resulta que igual, así a lo loco, no está enamorada del novio y pretenda dejarle… ¡Esto sí que es una boda como la vida misma!

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Pues bien, locuras como esta se dan lugar en un vodevil de lo más disparatado en el que madres e hijas se acompañarán a la boda de una de las mejores amigas de estas últimas. Risas, carreras, follones y encrucijadas abren paso a una desternillante comedia: La madre que me parió

Más de 250 mil espectadores han disfrutado de esta pieza teatral. Foto: Teatro Lara

Son ya seis temporadas incansables las que lleva en cartel este espectáculo que cada semana reúne a innumerables espectadores para hacerles pasar los 90 minutos del día más divertidos. ¡Todo un acierto! Si más de 300.000 personas han pasado ya por las butacas del fabuloso Teatro Lara de Madrid, en la Sala Cándido Lara, será por algo, porque la cifra sigue en aumento. Un teatro que, si se me permite el apunte, es asombrosamente bonito de visitar, aunque fuese vacío, sólo por admirar sus terciopelos rojos y sus dorados apliques y detalles que le dan ese aspecto tan suyo. Y añado algo más… Si vais, que os lo recomiendo encarecidamente, fijad bien la vista en cada asiento, en cada placa metálica con el nombre de un gran artista grabado en ellos. Sencillamente precioso.

Años y años de talento y de recorrido por la profesión, recogidos en un mismo escenario, son significado de éxito asegurado. Con un reparto de órdago, el show adquiere una expectación fabulosa. Entre las madres que acuden a esa boda tan especial, se podían degustar a Marisol Ayuso, con un aplomo y un saber estar sobre las tablas grandioso; la divertidísima Juana Cordero, magistral, desenvolviéndose como en el salón de su propia casa; y a la desternillante y ovacionada Aurora Sánchez, sencillamente perfecta, glamurosa y cómica a la vez, toda una delicia verla en escena. Y acompañando a estas madres, unas hijas a la altura de las mismas: tanto Sara Vega, como Patricia Delgado como Eva Higueras derrocharon talento y comicidad a raudales. Acompañadas de Diego París, poniendo el toque masculino al espectáculo, que nos hizo sentirnos a todos muy identificados con su intervención… ¡Hasta penita nos daba! Fantástico en su personaje sin duda. ¡Y cómo no! Qué sería de una boda sin una novia… Ana Villa encarna a esa esposa llena de dudas y miedos que no sabe qué hacer con su recién estrenado marido, sin duda, con gran soltura y genial interpretación.

Situaciones enredadas marcan la pauta en esta obra que aborda las relaciones madre-hija. Foto: Teatro Lara

Hora y media para no parar de reír con el alocado vodevil escrito por Ana Rivas y Helen Molares y dirigido por Gabriel Olivares. Las paredes del Teatro Lara acogerán el montaje, de momento que sepamos, hasta finales de mayo y, como siempre digo, aunque parece mucho, el tiempo pasa volando. ¡Nosotros repetiremos fijo!


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