¡Cómo duelen las despedidas! Decir adiós siempre se hace duro, es un trago amargo del que nadie quiere probar, algo que, como es lógico, no gusta. Pero, sin remedio, hay ocasiones en la vida que la separación es inexorable. Llegados a ese punto, lo mejor es disfrutar de lo que reste antes del fatídico momento y sonreír con el recuerdo, parámetros muy válidos para el show que hoy nos atañe y que, efectivamente, como reza el título de este escrito, se despide.
Festejen la broma vuelve a la cartelera madrileña para poner fin a su amplio recorrido cómico y teatral anunciando que, el protagonista del mismo, el desternillante y cautivador Joaquín Reyes, permanecerá fuera de las tablas por un periodo indefinido. El albaceteño, con una carrera plagada de éxitos, se retira no sin antes provocar unas cuantas y sonoras carcajadas más de su público. Un montaje que recuerda su esencia, sus chistes o gags más populares, sus inicios en el mundillo del humor o su paso por famosos programas de televisión que fueron auténticos triunfos de la pequeña pantalla, como la Hora Chanante o Muchachada Nui.
El Teatro de La Latina llena su platea con adictos al chispeante trabajo del cómico. Y digo llena porque realmente es un hecho. El evento cuenta con localidades muy solicitadas. Fans de siempre y nuevos admiradores que se suben al carro de Joaquín Reyes que, con mucha gracia y, por qué no decirlo, alguna que otra crítica lanzada a su estilo, hizo la delicia de todos los asistentes que se dejaron caer por el teatro para amenizar su tarde de la mejor manera posible.
Tan solo unos días. Apenas unas representaciones más. El día 17 de septiembre, Madrid se despide del talento de un grande de la comedia por un tiempo inestimado que, deseamos encarecidamente, no sea demasiado y pronto podamos paladear de nuevo a este genio. Quién sabe, si estos días estará solo o le acompañará su inseparable amigo Ernesto Sevilla que, digamos que se dejó ver entre bambalinas apoyando al artista: al fabuloso Joaquín Reyes.