Muerte de un viajante en el Infanta Isabel

Muy conocido por todos es el famoso tópico que explica que, unos buenos padres, siempre trabajarán duro para darles a sus hijos todo aquello que estos no tuvieron, por ponerles las cosas más fáciles y prepararles un futuro más alentador. Pero la vida real no siempre es tan agradable como se plantea o tan sencilla de elaborar. Algo así le sucedió a la familia protagonista del espectáculo que vengo a presentaros hoy.

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Muerte de un viajante narra la historia de Willy Loman, un padre de familia que lucha con uñas y dientes, en la empresa a la que lleva sirviendo toda su carrera, con el afán de obtener un buen salario y posición para mejorar la existencia de los suyos e inculcar a sus dos hijos varones las aspiraciones por el triunfo y el liderazgo. Imanol Arias interpreta con aplomo y un brillante trabajo, ejemplo de su espectacular trayectoria artística, a este trabajador insaciable, a este viajante que recorre sus días en la carretera intentando lograr esa ansiada comisión que le permita liquidar sus deudas. Pero Willy ya está muy cansado, a sus sesenta y tres años ya no puede más, se niega a seguir pasando sus minutos en el volante del coche de un lugar a otro… Ya ha llegado el momento de llevar a cabo otro negocio: el más importante de su vida. Nada resulta ya sencillo en él: un matrimonio peliagudo, el ámbito laboral se le viene encima y la relación con sus hijos está marcada por el tormento y el odio. Ha llegado al límite de lo que puede soportar.

Bien es sabido eso que dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer y, en este caso, cierto es. Cristina de Inza, deliciosa, cautivadora y con una puesta en escena impoluta, encarna a Linda, la esposa y eterna enamorada de Willy Loman, aquella que no dejará de pelear por su marido ni un solo instante, pese a que eso suponga separarse de sus hijos. Ellos, aunque muy distintos entre sí, tienen una relación harto complicada con su padre. Biff, llevado a la escena con exquisito desarrollo por el actor Andreas Muñoz, pese a ser el favorito y aquel en el que todos ponían sus mayores expectativas, guarda un secreto tortuoso que ha generado un odio desmedido hacia su padre; mientras que su otro hermano, al que da vida el brillante Carlos Serrano-Clarck, ignorado por su familia, ha pasado a ser un mujeriego acomodado en su posición y que solo quiere agradar y que las cosas avancen de la mejor manera posible.

Lo bonito sería estar mejor en casa que en ningún sitio, pero en la historia de Willy Loman esto no sucede así. Claro que quizá tuvo algo que ver el escarceo amoroso que este mantuvo con una compañera de trabajo, personaje interpretado con gran gusto por la actriz Virginia Flores. Para seguir sumando, el protagonista siempre lidió con los éxitos de su hermano Ben, hecho carne con gran labor por el artista Fran Calvo, que fue el que realmente triunfó de ambos. Un hecho que nunca supo encajar. Al menos, contó con el apoyo de su vecino y amigo, interpretado por Miguel Uribe, con sencilla maestría.

Con la maravillosa dirección de Rubén Szuchmacher, hoy os hablo de un montaje cargado de emociones y sentimientos a flor de piel que no dejan indiferente a nadie y que son muestra clara del absoluto talento que se respira en el Teatro Infanta Isabel de Madrid, con un elenco sencillamente perfecto. Funciones programadas hasta el 3 de diciembre, brindan oportunidad a todos los que no hayan tenido el placer de disfrutar de este espectáculo, que te mantiene pegado a la butaca y que remueve los corazones de sus asistentes.


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